Lionel Messi trató de tranquilizar el jueves al mundo futbolístico al asegurar que se encuentra muy mejorado tras la alarma encendida la víspera en el Camp Nou, cuando cayó lesionado en el partido contra el Benfica y debió abandonar la cancha en camilla. «Me encuentro bien, mucho mejor que ayer. Afortunadamente solo fue un golpe, pero no sé si podré jugar el domingo ante el Betis», declaró el astro argentino en un acto publicitario de un patrocinador del Barsa.
Messi se lastimó la rodilla izquierda a los 79 minutos del último partido de la fase de grupos de la Liga de Campeones, cuando chocó con el arquero del Benfica, Artur, en su intento de recorte antes de rematar al arco y caer dolorido. El 10 azulgrana se llevó entonces las manos al rostro en un gesto de dolor que asustó a la afición azulgrana.
El propio astro reconoció haber pensado que la lesión era más grave. «Pensé que era la última pelota que iba a tocar en mucho tiempo y aun así intenté pegarle un último tiro para meter gol. Me temí lo peor por el dolor y lo que podría llegar a ser», dijo Messi, quien quiso responder a las muestras de cariño recibidas en las últimas horas.
«Me siento muy agradecido a la gente del Barcelona por el cariño que me han mostrado, que me hace sentir muy feliz», expresó el goleador, que persigue el récord de 85 goles en un año calendario del alemán Gerd Mueller (1972). El azulgrana suma 84 cuando al Barsa le restan cuatro partidos por jugar previo a 2013.
Precisamente en la jugada en que hizo la gambeta al arquero, Messi pareció listo para igualar el récord de Mueller. En vez de ello, la jugada terminó en el susto para el Barcelona.
Tras el partido, el rosarino fue examinado por los servicios médicos del club azulgrana, y el último comunicado oficial fue recibido con alivio por la hinchada, al descartar una lesión de gravedad. «El jugador tiene una contusión ósea en la cara externa de la rodilla izquierda. La evolución clínica marcara su disponibilidad para el próximo partido», informó el club.
Separado del resto de compañeros por precaución, Messi se ejercitó la mañana del jueves en el gimnasio haciendo recuperación física y acudió al estadio conduciendo su automóvil y en aparente normalidad. El equipo disfrutará de descanso el viernes antes de volver a entrenar el sábado para preparar el cotejo contra el Betis, y esa sesión será clave para comprobar si el astro estará en disposición de volver a atacar el récord de Mueller el domingo.
«No me obsesiona el récord. Todos los goles los hice con la ayuda de mis compañeros y mis objetivos siguen siendo los mismos: seguir creciendo y ganando títulos con mi equipo y la selección argentina», subrayó Messi, quien sí concedió que «sería algo muy lindo por la estadística y porque hace muchos años que dura el récord y estamos muy cerquita. Lo intentaremos. Pero no me preocupa. Si llega bien y, si no, no pasa nada».
AP