Chile vive el jueves su segundo día de huelga general, en medio de un estallido social que no cede y se traduce en manifestaciones cada vez más multitudinarias y saqueos, que presionan al presidente Sebastián Piñera, quien no logra encontrar una solución a la crisis.
El miércoles, los sindicatos chilenos consiguieron reunir a decenas de miles de personas en una marcha en Santiago. El jueves, segunda jornada de huelga, se prevén nuevas movilizaciones que exigirán la salida de los militares de las calles y respuestas por parte del gobierno a esta crisis, la más severa en tres décadas.
«Lo que ha hecho hasta ahora el presidente Piñera es polarizar y tensionar el país. Tenemos hoy en las calles a jóvenes con un fusil en las manos contra sus propios compatriotas», dijo Bárbara Figueroa, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) el sindicato más poderoso de Chile, en declaraciones a periodistas.
Las organizaciones de base anunciaron que realizarán una concentración en el paseo Bulnes, ubicado a pocos metros del Palacio gubernamental de La Moneda, en la que esperan reunir a miles de personas de una veintena de movimientos sociales que impulsan este paro.
Hasta ahora, las manifestaciones han dejado 18 muertos, entre ellos un niño, un ciudadano peruano y un ecuatoriano, según cifras del gobierno.
Además, hay 535 personas heridas -239 de ellas por armas de fuego- y 2.410 detenidos, según un último reporte del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).
– Una crisis que no cede –
Las multitudinarias manifestaciones estallaron el viernes por el incremento de 3,75% del precio de la tarifa del metro en Santiago, medida que fue suspendida. Pero esta reivindicación derivó en un movimiento mucho mayor, heterogéneo y sin un liderazgo identificable, que pone sobre la mesa otras demandas, principalmente un aumento de las bajísimas pensiones del sistema privado que se mantiene como herencia de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
«Esto ya es el reclamo de todo un país, nos cansamos», gritaba una manifestante en medio de una multitud que hacía sonar sus cacerolas ante los soldados en Santiago.
El anuncio de una batería de medidas del presidente Piñera el martes parece no haber surtido el efecto deseado. El gobierno prometió una mejora de las pensiones de los más pobres, la suspensión de un aumento del 9,2% de las cuentas de la electricidad, un aumento del salario mínimo, más impuestos para quienes tienen mayores ingresos y una disminución de de las dietas parlamentarias y los altos sueldos públicos.
«Esperábamos que este momento de conflicto social aumentara la sensibilidad, pero son las mismas propuestas de hace meses», lamentó Izkia Siches, presidenta del Colegio Médico, también presente en las movilizaciones.
El martes, Piñera pidió «perdón» y reconoció su «falta de visión» para anticipar el estallido, dos días después de haber afirmado que el país estaba «en guerra».
– Quinto toque de queda –
Santiago y otras nueve regiones chilenas vivieron su quinta noche consecutiva de toque de queda, con 20.000 militares y policías patrullando las calles y controlando la prohibición de circulación apoyados por helicópteros.
Los uniformados también se dedicaron a limpiar los restos de semáforos, barricadas y basura que dejó la intensa jornada de protesta del miércoles en el centro de Santiago.
Las protestas continuaron durante la noche del miércoles al jueves en algunas zonas de la capital, con barricadas colocadas por manifestantes que se enfrentaron a las fuerzas del orden.
Cuatro hoteles fueron saqueados y vecinos vestidos con chalecos amarillos realizaron rondas de vigilancia en comunas periféricas para evitar robos, mientras expresaban su preocupación por la escasa presencia de policías y militares.
La estatal chilena Codelco, la mayor productora mundial de cobre, que se vio afectada el miércoles por las manifestaciones, retomó sus actividades y estaba funcionando normalmente, según fuentes de la compañía.
En la región de Valparaíso (centro) se produjeron ataques a casetas de peajes en la ruta que la une con Santiago, mientras que manifestantes bloqueaban importantes autopistas en la región de la Araucanía (sur).
El ministerio de Defensa de Chile confirmó a la AFP que llamó a reservistas para hacer frente a la crisis social, pero descartó que sean utilizados para patrullar las calles.
Con información de AFP