Las protestas para pedir más servicios básicos continúan hoy por segundo día consecutivo en Irak, después de que los manifestantes acamparan en la plaza Tahrir de la capital y mientras el número de muertos desde el viernes por la mañana ha alcanzado los 42 en todo el país.
«Centenares de manifestantes pasaron la noche en la plaza Tahrir y no se retiraron a pesar de las llamadas de las fuerzas de seguridad», afirmó a Efe una fuente del Ministerio de Interior que pidió el anonimato.
Las fuerzas de seguridad están desplegadas en las zonas adyacentes a la céntrica plaza, si bien la vida continúa con normalidad en el resto de barrios capitalinos, según la fuente.
Se trata de la reanudación de las protestas registradas a principios de octubre para pedir servicios básicos y más empleo, además de condenar la corrupción, y en las murieron 158 personas, la mayoría a causa de la represión policial.
En esta nueva ocasión, son ya 42 los fallecidos y 2.312 los heridos en los enfrentamientos que se vienen produciendo desde ayer entre las tropas y los participantes en las protestas, aseguró a Efe un miembro de la gubernamental Comisión de Derechos Humanos de Irak, Ali al Bayati.
Según sus últimos datos, se ha producido también daños en cerca de medio centenar de edificios gubernamentales y sedes de partidos políticos.
En este sentido, el Consejo de la Judicatura iraquí consideró en un comunicado emitido de madrugada que infligir daños de forma voluntaria en edificios es un «acto terrorista», por lo que pidió a las fuerzas de seguridad que traten con los «saboteadores criminales» de acuerdo a la ley antiterrorista.
El Ministerio de Interior confirmó que las fuerzas han sufrido bajas, sin especificar cuántas, en algunos casos por «fuego real» y el lanzamiento de piedras por parte de los manifestantes, contra los que no se han usado armas de fuego ni «fuerza excesiva», según la nota.
Asimismo, el departamento insistió en el respeto a las protestas pacíficas, tal y como estipula la Constitución.
Todo ello se produce días después de que el clérigo chií Muqtada al Sadr, con una gran influencia en el país, afirmase que los ciudadanos tenían «derecho» a salir a las calles si así lo deseaban el 25 de octubre.
El Comité Ministerial Supremo formado para investigar la muerte de civiles durante las manifestaciones de principios de octubre indicó en su informe final que 157 personas, entre ellos 8 miembros de las fuerzas de seguridad, perdieron la vida en aquellos incidentes.