Los robos se producen a diario dentro del sistema subterráneo, ante la indiferencia de la gente y la impunidad que produce la poca vigilancia de las fuerzas de seguridad
Acuchillar cualquier morral, bolso o cartera para ver qué logran “cazar” es el modus operandi de los ladrones que frecuentan los trenes de la Línea 1 del Metro de Caracas.
Entre la multitud de personas que viajan diariamente en el deteriorado servicio de transporte subterráneo, los choros, que muchas veces pasan desapercibidos, usan navajas o cuchillos para cometer sus fechorías, sin medir el riesgo del uso de este tipo de armas en los vagones donde viajan niños, mujeres, ancianos y personas discapacitadas.
En este sentido, si a una persona se le ocurre encarar a alguno de estos ladrones porque se ha dado cuenta de que lo han ultrajado, puede resultar acuchillado; tal es el caso de una usuaria que intentó enfrentar a unos hampones cuando se dio cuenta de que le habían roto su morral para robarle.
El pasado martes por la tarde se produjo uno de los tantos actos de robo entre las estaciones Altamira y Chacao, que desembocan en el este de Caracas, cuando un joven de tamaño medio, de piel morena, y con evidentes marcas de heridas en su rostro, acuchilló unas cuatro veces el morral de una usuaria.
Entre los nervios y el tenso ambiente por la desagradable experiencia, la mujer describió el arma usada en su contra como una “navaja”, la cual tuvo que ser muy filosa para romper el material del morral; el antisocial logró sacar apenas unos cuantos bolívares en efectivo. Pero ese no parecía ser el objetivo del hombre, quien intercambió palabras con la mujer para intentar desviar la atención: le preguntó si portaba su teléfono, e intentó acuchillarla a la altura de su abdomen cuando esta le hizo un reclamo por robar sus pertenencias. Después de atacarla, el hombre salió huyendo del tren.
La indiferencia de los demás usuarios ante los acostumbrados robos en el metro, no supera el ojo ciego de los trabajadores del sistema, según narra la mujer afectada, quien salvó su vida entre la tensión del momento al cubrirse con el morral, cuando el delincuente la atacó con el arma blanca. El escenario se repite diariamente en el sistema Metro, abandonado por el Estado por estos días.
Marbelys Villalobos/El Cooperante