Que nadie se confíe, aunque la última encuesta del IVAD revela una brecha de más de 20 puntos a favor de Capriles, las elecciones se ganan peleando hasta que cierra la última mesa.
Más allá de las alabanzas de su maestra, el candidato oficialista no parece cuajar entre los mirandinos. Tan solo a una semana de las elecciones el tiempo se ha convertido en su peor enemigo. Las cartas están echadas, ningún estudio de opinión serio se atreve a darlo como ganador, ni siquiera a ponerlo cerquita. La cosa es tan grave que ni las encuestadoras declaradamente chavistas lo han hecho, el propio Jesse Chacón se negó a botar a la basura los aciertos del GIS XXI en las elecciones presidenciales y nunca habló de Miranda en sus estudios. Hasta el numerólogo de los domingos, José Vicente Rangel, se guardó las nada confidenciales tendencias sobre el inminente triunfo de Capriles y en lugar de mostrar tortas, prefirió no ponerla.
Las cosas no pintan bien para el exvicepresidente, las críticas son más fuertes a lo interno que afuera. En el PSUV son implacables al cuestionar que el candidato oficialista siempre se vio acartonado, con ausencia absoluta de carisma y débil discurso. “Es que hasta en los pendones da sueño” dijo una militante chavista en un grupo focal organizado por la tolda roja. Los asesores dicen que “No hubo manera de lograr algo mejor”, eso es entendible, pues una persona que nunca le ha debido a la voluntad popular las posiciones que ha asumido, le tiene más amor al aire acondicionado que al calor del pueblo. Puede decirse que ni la familia votará por él y con esto no exageramos.
Como diría otro famoso encuestador del gobierno: la brecha es irreversible. Esta vez es Henrique Capriles Radonski el favorecido por la preferencia de la gente y esto se debe a que hay una madurez política del electorado mirandino, que sabe que votando por el progreso en Miranda no pone en tela de juicio su apoyo al presidente Chávez. También es señal de la conciencia crítica de los militantes del PSUV que reconocen las graves fallas de una candidatura impuesta que no ha logrado despegar por más recursos inyectados.
Hay quienes dicen que invertir un bolívar en el candidato oficialista equivale a lanzarlo al vacio, es dinero perdido que puede destinarse a gobernaciones con posibilidad real. Los del interior se quejan porque mientras al candidato estancado tiene más plata que militantes, ellos hacen malabares para que les lancen alguito. Es una verdadera injustica ciertamente.
Nada ha funcionado, ni el abuso ha rendido frutos en esta oportunidad. Prácticamente el candidato oficialista ha asumido un gobierno paralelo, encabezando actos de gestión e inaugurando obras construidas con dinero de todos los venezolanos para utilizarlas en beneficio personal. Ha prometido de todo, hasta lo que tuvo posibilidad de hacer como vicepresidente.
Faltan apenas ocho días para una fecha crucial para el futuro del país tal como lo conocemos, con sus gobernaciones y alcaldías. Solo una semana y el triunfo de Henrique Capriles es casi un hecho, pero que debe ser sellado con tinta indeleble el propio 16 de diciembre. Que nadie se confíe, aunque la última encuesta del IVAD revela una brecha de más de 20 puntos a favor de Capriles, las elecciones se ganan peleando hasta que cierra la última mesa. Juntos podemos dar una lección de civismo votando masivamente, el futuro depende de todos aquellos que no tienen entre sus planes rendirse, sino luchar hasta el final. Para ganar, hay que votar.
Brian Fincheltub
Brian@juventudsucre.com
@Brianfincheltub