La pregunta que debe hacerse cada venezolano es, si un gobernador que no comparta el modelo social y político que provee estos programas sociales, puede ser una bisagra efectiva para tomar el testigo y relevar -con más fuerza- las políticas públicas emanadas desde el Gobierno Bolivariano central
Las fuerzas revolucionarias, progresistas, socialistas y nacionalistas de las 23 entidades regionales, representadas por distintos sectores (pueblo, trabajadores, educadores, profesionales, productores, etc) tenemos la responsabilidad histórica de cohesionarnos para lograr un triunfo contundente de los candidatos de la Revolución Bolivariana.
Es el mejor aporte que podemos hacerle a cada una de nuestras regiones para que, la intensidad de la Revolución Bolivariana, se siga sintiendo y adicionalmente se incremente, lo que traducido significa que exista una armonía entre el poder central-nacional, representado en la figura del presidente Chávez, y el poder regional, que lo representan las gobernaciones como primera instancia.
Esta sincronización garantiza que los habitantes de los estados puedan ser beneficiados a plenitud, sin obstáculos, alcabalas, ni saboteos, del Plan de la Patria 2013 – 2019, que persigue en términos generales un modelo socialista que continúe proporcionando educación, salud, viviendas y transporte masivo al pueblo venezolano hasta lograr la mayor suma de felicidad posible.
Contar con los actuales candidatos revolucionarios ejerciendo funciones de gobernador, es tener a fieles representantes del actual presidente de la República, quien es a su vez el más fidedigno soldado del sentir y querer del pueblo. Las recientes elecciones corroboran esta afirmación.
De allí que un pueblo inteligente y claro en sus convicciones, debe apostar porque el Gobierno Bolivariano tenga en cada gobernación un hombre que sume, multiplique y repotencie las misiones sociales que tanto beneficios han brindado a la población venezolana y que gracias a ellas, Venezuela exhibe incrementos significativos en los índices de desarrollo humano de organismos como la Organización de Naciones Unidas (ONU).
La pregunta que debe hacerse cada venezolano es, si un gobernador que no comparta el modelo social y político que provee estos programas sociales, puede ser una bisagra efectiva para tomar el testigo y relevar -con más fuerza- las políticas públicas emanadas desde el Gobierno Bolivariano central.
Estamos seguros que la lógica de este razonamiento conduce a una respuesta igualmente lógica: No. En consecuencia, creo que las fuerzas vivas debemos practicar este ejercicio en cada rincón de nuestra ámbito de competencia o influencia, para que no dejemos lugar a la duda y para que no nos acaricie la idea de que ya el trabajo está hecho con el triunfo de nuestro comandante Chávez el pasado 07 de octubre.
Miguel Pérez Abad