Al cabo de un escrutinio digno de una película de suspenso, el candidato del Partido Nacional (Blanco) y de una alianza que va del centro-derecha a la derecha dura, Luis Lacalle Pou, se impuso en el balotaje presidencial uruguayo por algo más de 30 mil votos. Sin embargo, al final de la noche se esperaba un pronunciamiento de su rival, el oficialista Daniel Martínez, para saber si reconocía su derrota o anunciaba que esperaría al recuento definitivo, dado que la distancia entre ambos era menor a la cantidad de sufragios observados.
Con casi la totalidad de las mesas contabilizadas, Lacalle Pou se quedó con el 48,8% de los votos contra 47,41% de Martínez, algo que contradijo todas las encuestas previas, que habían augurado una victoria clara del primero. Sin embargo, importantes referentes del FA habían dicho que desconfiaban de esas estimaciones y advertido sobre la posibilidad una batalla voto a voto.
Cuando las primeras proyecciones privadas, más favorables a la oposición, fueron anunciadas cerca de las 20.30, una parte de la ciudadanía reaccionó con bocinazos y gritos y hasta hubo fuegos artificiales. “Se van”, vociferaban entusiastas desde los balcones en el acomodado barrio de Pocitos. Cinco minutos después, cuando las mismas achicaron la diferencia, se impuso el silencio.
Analistas, sin embargo, explicaron que para dar vuelta el apretado triunfo de su rival, que pone fin a 15 años de hegemonía del Frente Amplio, Martínez debería quedarse con la abrumadora mayoría de los sufragios observados, lo que parecía reducir sus chances. El escrutinio definitivo comenzará mañana y duraría tres días. Al cierre de esta edición se esperaba un pronunciamiento de Martínez.