La Comisión Interamericana de Derechos Humanos solicitó al Estado venezolano que adoptara las medidas para garantizar los derechos humanos de nueve privados de libertad en esa cárcel, pero esa petición no fue atendida
El recluso Carlos Alberto Ilarraza Castillo, de 57 años de edad, murió el pasado viernes 3 de enero en el Internado Judicial El Rodeo III, en Guatire, estado Miranda, debido a una complicación de salud que no contó con atención médica.
Así lo denunciaron los familiares del fallecido y compañeros de prisión, quienes indicaron que en 2018 la víctima, junto con otros ocho privados de libertad del mismo centro de reclusión, habían solicitado medidas cautelares a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estados Americanos (OEA), debido a condiciones delicadas de salud.
De acuerdo con la resolución 42/2019, con fecha del 17 de agosto de 2019, Carlos Alberto Ilarraza Castillo presentaba una lesión fuerte en la pierna izquierda e hipertensión arterial, por lo que requería asistencia médica y tratamiento farmacológico.
En ese mismo documento, la CIDH otorgó las medidas cautelares y solicitó al gobierno del presidente Nicolás Maduro que “adopte las medidas necesarias para proteger los derechos a la vida, integridad física y salud de los solicitantes”.
Tanto sus parientes como un grupo de reclusos de El Rodeo III denunciaron que la solicitud de la CIDH nunca fue atendida y los nueve privados de libertad no contaron con asistencia médica ni traslados a centros de salud.
Además de Ilarraza Castillo, las medidas cautelares también beneficiaban a José Gregorio García Mata, Yanoski José Arciniegas Jiménez, Geron Enrique Pérez González, Gregg Williams Guaramato Louis, Rafael Fuentes, Eustoquio Rojas, José Yumilcar y Hjalmar José Ferreira Infante. Este último aparece como firmante del documento de petición y es reconocido por la CIDH en la mencionada resolución como el solicitante.
En el documento se describen las complicaciones de salud de los afectados, entre las que destacan cáncer de próstata, insuficiencia renal, fracturas craneales, múltiples traumatismos, discapacidades mentales y motoras.
RECUADRO
Total conmoción
Carlos Alberto Ilarraza Castillo sufría hipertensión arterial, además de presentar una lesión en una pierna, de la cual no se conocieron mayores detalles. Sus compañeros de prisión detallaron que en los últimos meses presentaba hinchazón y retención de líquidos.
“No lo vio ningún médico, no lo llevaron a un hospital. Aquí si uno se enferma, lo dejan morir como a un perro”, comentaron.
La situación mantiene conmocionados a los más de mil privados de libertad, quienes piden apoyo a las organizaciones de derechos humanos.
La víctima cumplía una condena de 16 años de prisión, desde abril de 2011, por posesión de drogas, emitida por el Tribunal Noveno de Ejecución del Área Metropolitana de Caracas.
Lidk Rodelo
redaccion@diariolavoz.net