“Roma ha perdido su poesía y su espíritu, por la mala administración de la alcaldía durante las últimas décadas. A esto hay que sumar la decadencia cultural de Europa y en general del Occidente”…
Nos escribe el teatrero Sebino Salvato:
“Hola querido amigo. Así que el tiempo pasa. Y pasa veloz, como en estos últimos diez años, cuando nos hemos encontrado en Bogotá por La Guerra goldoniana. Desde hace seis años vivo en Terni -Umbría- una ciudad de provincia, donde se vive a medida del hombre. Tuve que dejar Roma porque la ciudad es inhabitable. Y por lo que cuesta, entre apartamento, facturas de luz agua, etcétera. No vale la pena vivir ahí. Muchos gastos.
Además, Roma ha perdido su poesía y su espíritu, por la mala administración de la alcaldía durante las últimas décadas. A esto hay que sumar la decadencia cultural de Europa y en general del Occidente. Por lo que concierne, el teatro, danza, performances en general, está igual que España, y otros países europeos: o sea, mediocre.
En este momento histórico, el teatro está muerto, así como lo entendemos nosotros: los de ‘la generación de los ochenta’. Esa época se acabó. Con Giménez en Venezuela y con Strehler en Italia. Hace unos años se murió también Ronconi. Bueno, pero eso forma parte de la historia del teatro, una historia hecha de crisis. Yo me quise escapar del actual contexto, porque no me pertenece. He preferido mantener mi coherencia profesional y mi personalidad y no venderme a desalmados productores sin escrúpulos, cuyo objetivo es la cantidad de dinero y no lo estético. Lo que te proponen es puras porquerías comerciales. Yo no tengo nada en contra de lo comercial, con tal que tenga nivel. Actualmente doy clases de teatro. Tengo un proyecto para febrero con la Universidad de Perugia. Voy a montar Comedia sin título, de Lorca, para los estudiantes italianos de la cátedra magistral de español.
De resto, terminé una relación de tres años con un amigo, pero seguimos en contacto. Acabo de conocer una persona interesante con la que estoy saliendo: un holandés mayordomo que acude una mansión en Umbría, de una rica familia de Rotterdam.
Mi mamá está bien a pesar de sus 80 años. Claro, la tengo siempre bajo control médico, considerando que tiene un solo riñón, después que le quitaron el otro en una clínica de Houston, a principio de los ochenta. Mi papá hace veinte años se fue a Sicilia a vivir en la casa de su familia. Con él vive su hermano. ¿Sería porque quiso recuperar su soltería? No sé. Yo me desentiendo en buscar razones ajenas. No es mi problema.
Mi hermano, Mario, hace cinco años se instaló en Las Palmas, Canarias. Allí, por fin encontró su Venezuela. Él es un maquillador. Hizo una brillante carrera en Italia trabajando con Armani, Versace, etcétera. Hizo cine por un tiempo como maquillador personal de Ornella Muti. En Las Palmas trabaja como responsable en una gran tienda de perfume y cosméticos. Rompió con su histórico novio venezolano, que había venido a vivir a Italia a comienzo de los noventa. Mario vive muy bien en Las Palmas.
Me encantaría volver a Caracas. Siempre lo he pensado. Y confío que volveré, algún día. Me hace falta, aunque sé que todo ha cambiado por allí, que no hay la misma atmósfera cultural de un tiempo, la que yo guardo en mi mente y corazón. Y, por supuesto, hasta la gente ha cambiado.
Te tengo una información que nadie sabe en Caracas, creo. Por lo menos oficialmente. Se murió la vestuarista italiana Adriana Sértoli, a los 90 años, de cáncer. Yo me enteré hace poco. La llamé el 24 de diciembre y nadie me contestaba. En seguida contacté una amiga en común y me dijo que Adriana se marchó la última semana de diciembre del 2018. Adriana y su marido, Mario Berselli, escenógrafo de la Televisora Nacional, canal 5, vivieron en Caracas desde mediados de los setenta, hasta 1989. Mario se murió hace 15 años de otra enfermedad. Adriana fue una gran vestuarista de cine, sobre todo con un currículo importante, puesto que trabajó con cineastas italianos e internacionales de gran calibre. Vistió en varias ocasiones a Sofía Loren, Mónica Vitti, Marcello Mastroianni, entre otros. En Caracas firmó unas cuantas puestas (estaba casi siempre en ell exterior, entre Italia, Comunidad Económica Europea, Londres etcétera), como Una viuda para cuatro y El burgués gentilhombre. Su último trabajo fue la ópera Cavalleria Rusticana. No quise publicar eso en FB, por si acaso te interesaría publicar. Una vez, Adriana me dijo que había preparado un proyecto con Giménez sobre un Hamlet, que no se llevó a cabo. Lamentablemente.
Amigo, ¿cómo estás tú?, ¿cómo te ha ido? Cuéntame de ti. Un gran abrazo amigo siempre. Sebino”.