Los italianos, los españoles, los helenos, los ingleses, los chilenos, no entienden cómo hay venezolanos que están en desacuerdo con un presidente que no solamente despliega programas sociales para ayudar a los más pobres, sino también a la clase media, como lo hemos demostrado infinitamente en este espacio
Es posible que la cobertura mediática mundial intente opacar el efecto positivo que ha tenido la Revolución Bolivariana en los pueblos del mundo, incluyendo los de países desarrollados y otros que no los son tanto. También es un hecho que han logrado deformar la realidad y hacer que algunos ciudadanos y ciudadanas del mundo tenga una visión errada del proceso que se vive en Venezuela desde 1999.
Pero la actual crisis mundial que viven países como España, Grecia y en menor proporción Italia, Gran Bretaña y Canadá, todos miembros de autodenominados y autoetiquetados grupos del primer mundo, naciones más industrializadas, etc, etc, etc, ha sido una variable determinante para desenmascarar, por si sola, la mentira orquestada desde los centros de poder económico, político y militar que intentan que el mundo se rija según su parecer, el cual sirve para que existan unos pocos que dominan, y una mayoría, dominada.
Cada vez es más común ver que, en las protestas de los españoles, canadienses, ingleses y chilenos, se hace mención a la justicia social que invocan, para sí, estos pueblos, y la referencia es nada más y nada menos que la Revolución Bolivariana liderada por el presidente Chávez.
Las redes sociales han sido clave para difundir estos mensajes. A través de ellas, no se ha podido tapar el clamor de un modelo más humano que detenga el sufrimiento de los pueblos que padecen los estragos de los esquemas capitalistas y neoliberales en las naciones antes mencionados.
Los italianos, los españoles, los helenos, los ingleses, los chilenos, no entienden cómo hay venezolanos que están en desacuerdo con un presidente que no solamente despliega programas sociales para ayudar a los más pobres, sino también a la clase media, como lo hemos demostrado infinitamente en este espacio.
Con toda seguridad, muchos se sorprenden, cuando al cruzar nuestra frontera se encuentran con personas que consideran que es positivo contar con un presidente como el nuestro. Incluso, en los Estados Unidos, esta realidad es palpable. Posiblemente, la amargura que agobia a los ciudadanos del mundo, por los rígidos planes de austeridad a que están siendo sometidos por sus gobiernos, detone esta reacción lógica.
Y digo lógica, porque es natural la actitud hedonista del ser humano, con todas las responsabilidades y limitaciones–e incluso sacrificios que en ocasiones- ello implica. La búsqueda de la felicidad y el placer. Calidad de vida. El buen vivir pues, podríamos decir en estos tiempos de Revolución Bolivariana.
Miguel Pérez Abad