El receptor venezolano Francisco Cervelli llegó a los Marlins de Miami con el objeto de ser mentor de los más jóvenes, quienes le profesan un respeto propio de las culturas orientales
Se dice en la milenaria cultura japonesa, que a los grandes maestros de alguna profesión, se les otorga el título de sensei, con respeto y deferencia absolutas. Nada más bastaba ver a Francisco Cervelli en el campo cuatro, el más pequeño del complejo de entrenamientos primaverales de los Marlins de Miami, para saber que el careta es respetado por sus nuevos discípulos.
El cátcher daba una exhibición para sus colegas, incluyendo a quien fuera el titular el año pasado de la posición para los peces espada, el colombiano Jorge Alfaro, sobre cómo detener piconazos y levantarse con una capacidad de reacción casi felina, con el brazo armado para lanzar a las almohadillas.
Fue un espectáculo que pagaba cualquier traslado al campamento de los Marlins. “Estamos muy contentos por este nuevo reto, por la oportunidad de estar aquí en Miami”, contó en el “locker”, mientras le daba tiempo de bromear con el propio Alfaro, uno de sus vecinos en el vestuario del equipo del sur de Florida.
“Una de las cosas más sabrosas de estar en Miami es que no pasaré frío”, comentó entre risas el exreceptor de los Yankees de Nueva York, Piratas de Pittsburgh y Bravos de Atlanta. “Igual tocará pasar frío cuando juguemos fuera de casa. Pero aquí es otra cosa. En este calor se viene a jugar beisbol de verdad”, expuso.
Cervelli no solo está flanqueado por Alfaro. A su derecha se sienta Miguel Rojas, el actual capitán de la novena que dirige Don Matingly. Algo que denota, precisamente, ese liderazgo por el que trajeron al cátcher a jugar con los Marlins.
“Mi rol ahora es aprender de los jóvenes”, apuntó, más allá de que luego reconoció que sí tiene la tarea de ser un mentor para el equipo. “Vengo a ayudarlos en lo que pueda, y ellos me van a ayudar a enseñarlos a hacer cosas en el terreno. La gente me pone como si tuviera 42 años (de edad), aunque casi, pero se nos olvida a veces que aquí se viene a jugar pelota y a ganar partidos. Y a eso vengo, y para eso estoy aquí”, expresó.
No es la primera vez que a Cervelli le toca ser un guía para equipos con juventud en su picheo. Con los Piratas ya le tocó vivir algo similar. “Aunque debo decir que ellos tenían más experiencia que los Marlins”, argumentó.
Sandy Alcantára, de 23 años de edad, el número uno de la rotación, irá a su segunda temporada completa en las Mayores, igual que Jordan Yamamoto (23), Pablo López (23) y Eliéser Hernández (24). El zurdo Caleb Smith suma un poco más de experiencia, pero disputará su cuarta campaña arriba, luego de una breve pasantía con los Yanquis en 2017.
“Con esto no quiero decir que aquí no haya muchachos importantes. Pero aquel equipo tenía mucha más experiencia. Eso sí, aquí ya se pasó la página de la reconstrucción, y estamos apuntando a otra cosa”, dijo.
El reencuentro
Una de las motivaciones de Cervelli para llegar a Miami fue la influencia de Derek Jeter. Cuando el recién nombrado Salón de la Fama llamó al venezolano para vestirse con el uniforme azul, éste se lo pensó muy poco.
“La relación con Derek es rara, porque ahora es mi jefe. Bueno, en aquellos tiempos en los Yankees, también, pero era jefe de otra forma”, matizó el careta entre risas.
Si algo caracteriza al actual Francisco Cervelli es que no para de mostrar su felicidad. La brisa marina de Miami le ha sentado bien. “Derek es un gran amigo, pero toca separar una cosa de la otra. Ya uno sabe cuál es el trabajo, y estoy muy feliz por la oportunidad que me dieron, y de compartir con gente como él, que te hace sentir todo un ganador”, agregó. “La verdad, sí, estoy muy alegre de llegar a un equipo como este, con tanta buena vibra”, aseguró Cervelli. “Pero no tengo presión. La idea es jugar duro, y tratar de brindarle muchas alegrías a los fanáticos que compren una entrada para ver el juego. Ya es hora de que en Miami se vaya a ver a un equipo ganar”, destacó.
¿Su gran objetivo del 2020? “Mantenerme saludable (tiene un largo historial de contusiones cerebrales). Si lo logro, sé que podrá ser un gran año», remató.
RECUADRO
Eugenio mejora
Los pasos fueron pequeños pero importantes para el tercera base de los Rojos, Eugenio Suárez, quien se está rehabilitando de una cirugía en el hombro derecho.
El venezolano comenzó a hacer tiros suaves el jueves y el viernes bateó con ambos brazos por primera vez. “Estaba un poco asustado porque es algo que es nuevo para mí”, dijo Suárez. “Pero para ser el primer día, me fue bien. Mi brazo, mi hombro se sienten bien, mejor. Lo que quiero es volverme a sentir cómodo. (El viernes) tiré a una distancia de 75 pies. Cada día mejoro. Esa es la meta”.
Suárez fue operado del hombro derecho el 28 de enero para removerle cartílago suelto, poco después de sufrir un accidente en la piscina de su casa en el sur de la Florida.
Suárez, de 28 años, viene de la mejor temporada de su carrera. En el 2019, fijó una marca personal con 49 jonrones, a medida que tuvo línea de .271/.358/.572 con 103 remolcadas en 159 juegos.
Aunque en un principio no se esperaba que estuviese listo para el Día Inaugural, tanto Suárez como el club están más optimistas ahora de que sea posible.
“Esa es la meta”, dijo Suárez. “Pero no queremos apresurarnos”.
Los Rojos cuentan con otra opción para la tercera base, Mike Moustakas, quien fue convocado al Juego de Estrellas tres veces como antesalista antes de trasladarse a la segunda base cuando firmó con Cincinnati por cuatro años y US$64 millones en diciembre. Pero hasta el momento, Moustakas no ha visto acción en la esquina caliente en los entrenamientos.
Pablo A. García Escorihuela
LVBP