Las historias de médicos, enfermeras y personal de centros de salud abundan en las colas de gasolina. Todos con la desesperación y la necesidad de llenar el tanque para seguir trabajando
La distribución de gasolina comienza a ser un obstáculo para el personal del sector salud. Largas colas para surtir sus vehículos y poder llegar a los hospitales, clínicas o laboratorios han afectado sus jornadas de trabajo, y, en algunas oportunidades, no pueden trasladarse porque se quedan accidentados por falta de combustible.
“Imagínate, llegué a las 4:30 am y todavía, que son las 11:00 am, tengo por lo menos 10 carros por adelante para echar gasolina”, lamentó Jorge Castro, odontólogo de la unidad de emergencia de un consultorio privado a casi siete horas y media de cola en la estación de servicio ubicada frente a la entrada del Hospital Clínico Universitario de Caracas, por Los Símbolos.
Los conductores comienzan a llegar lo más temprano que pueden. El rumor que corría en las primeras horas de la mañana era que solo les iban a vender gasolina al personal médico, y que los trabajadores de otros sectores debían rodar para otras gasolineras o ver cómo resolvían. Hasta las 9:00 am se trataba de un rumor. Nadie aseguraba nada, así que algunos empleados de supermercados y ciudadanos comunes se metían en la fila “por no dejar”.
“Aquí la misma guardia desorganizó la cola”, afirmó Castro, y relató que cerca de once carros que estaban estacionados en una de la transversales de la bomba lograron colearse porque los funcionarios de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) insistieron en que ellos formaban parte de la cola. “Empezaron a atender a eso de las 9:00 am y confirmaron que la gasolina solo sería para el sector salud. Yo vengo rodando desde unos 150 metros más atrás de la estación de Metro Ciudad Universitaria”, comentó.
Ayer, Castro no pudo acudir a su consultorio para trabajar porque necesita asegurar la gasolina para el resto de los días. A su juicio, los trabajadores del sector salud no están recibiendo la prioridad que necesitan porque, aunque habilitaron esta bomba solo para ellos, son muchas personas las que hacen la cola y no se les pide el salvoconducto necesario para surtirlos.
En efecto, Héctor Cárdenas llegó en la madrugada del lunes con su esposa en su carro accidentado. Ellos son trabajadores del supermercado Excelsior Gama y entienden que no les corresponde echar gasolina ahí, pero no tienen una opción más cercana a su casa. “Desde que decretaron la cuarentena no hemos cargado gasolina porque estamos usando el carro únicamente para ir a trabajar. Obviamente, duró lo que tenía que durar”, agregó.
La sede del supermercado donde trabajan queda en La Trinidad. En días pasados trataron de recorrer varias gasolineras en el este de Caracas y se encontraron con dos realidades: no había combustible o no les daba tiempo de hacer la cola porque debían llegar al trabajo.
El gobierno del presidente Nicolás Maduro no ha emitido un comunicado oficial que explique si la gasolina será vendida solo a ciertos sectores de la población, e incluso, tampoco se ha informado si las estaciones de servicio se dividirán por rama laboral para atender solo a trabajadores específicos, como ya sucede en la bomba frente a la entrada del Hospital Clínico Universitario.
“Yo soy médico oncóloga. No estoy jugando. Necesito echar gasolina e irme a trabajar”, reclamó una señora al mayor de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) que se encontraba en la bomba dando directrices de organización. “Tranquila, tranquila, ya te voy a pasar. Ya sé que eres médico, pero relájate”, fue la respuesta del funcionario.
Las historias de médicos, enfermeras y personal de centros de salud abundan en las colas de gasolina. Todos con la desesperación y la necesidad de llenar el tanque para seguir trabajando.
Cristóbal Hernández es médico en un centro de salud ubicado en Pariata, estado Vargas, y la única manera que tiene de surtirse es subiendo hasta Caracas porque, relató, allá ninguna bomba está funcionando. Como método de ahorro tiene una pimpina en casa de un conocido en Bello Monte que le hace el favor de guardársela por si se presenta alguna emergencia. En otras ocasiones ya ha tenido que llamar de emergencia para que algún amigo lo auxilie.
En paralelo a la fila de carros, los guardias organizaron una cola de motos que no eran médicos o enfermeros. Para que pudieran ser atendidos tenían que anotarse en una lista que llevaba un guardia y les daban algún tipo de prioridad sobre los carros “por ser más rápido”.
Un bombero del Distrito Capital intentó conversar con un guardia para ver si le daba prioridad a su moto, porque venía saliendo de entregar turno y estaba cansado. La respuesta que recibió fue: “Aquí todos estamos cansados”.
RECUADRO
Dos semanas
Algunos mercados, como el de Caricuao, trabajaron este lunes 30 de marzo solo hasta las 11:00 am. Igualmente, los negocios que no son de primera necesidad en Santa Mónica, Bello Monte y Las Mercedes permanecieron en su mayoría cerrados.
Los accesos para ingresar a la autopista Francisco Fajardo siguen limitados por puntos de control de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). Los conductores de camiones de alimentos aseguraron que el único problema que ellos han tenido en estas dos semanas de cuarentena ha sido la falta de combustible. De resto, las fuerzas de seguridad del Estado no han impedido su libre tránsito.
En las calles se sigue viendo a las personas con sus mascarillas. En algunos establecimientos han marcado el piso para señalar dónde debe ubicarse una persona tras otra respetando la distancia de un metro.
Mariana Sofía García/Crónica.Uno