Brasil sumó 105 muertes por COVID-19 en las últimas 24 horas, hasta un total de 1.328, mientras que el número de casos confirmados llegó a los 23.430, un 6 % más que la víspera, según los datos divulgados este lunes por el Gobierno.
El estado de Sao Paulo, el más poblado de Brasil con cerca de 46 millones de habitantes, continúa siendo el epicentro de la pandemia en el país, con 608 muertes y 8.895 casos confirmados hasta el momento.
No obstante, la principal preocupación del Gobierno es el estado de Amazonas, cuyo sistema hospitalario se encuentra al borde del colapso, y, por ello, el Ministerio de Salud anunció que enviará un refuerzo de profesionales sanitarios a su capital, Manaos, para ayudar en el combate al coronavirus.
Los datos fueron comentados este lunes por los técnicos del Ministerio en una rueda de prensa en la que, a diferencia de días anteriores, no estuvo presente el titular de la cartera, Luiz Henrique Mandetta, a pesar de que su asistencia había sido confirmada inicialmente.
De acuerdo con los técnicos, Mandetta se ausentó para cumplir otros compromisos, aunque afirmaron que podría sumarse más tarde al resto del equipo.
Desde que estalló la crisis del coronavirus en Brasil, Mandetta ha expresado sus divergencias respecto al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, uno de los más escépticos sobre la gravedad del patógeno.
Mientras Bolsonaro critica las restricciones impuestas por algunos estados y defiende la vuelta al trabajo de los brasileños para mantener a flote la economía, Mandetta ha insistido en que la única forma de combatir la pandemia es mediante el aislamiento social.
La tensión entre ambos aumentó la víspera, después de que Mandetta afirmó en una entrevista al programa Fantástico, de la cadena Globo, que los ciudadanos necesitan recibir un mensaje cohesionado por parte del Gobierno.
«Espero que esta validación de los diferentes modelos para hacer frente a esta situación pueda ser común y que podamos tener un discurso único y unificado», afirmó Mandetta, cuya permanencia en el cargo llegó a ser puesta en duda por el círculo más próximo del presidente Bolsonaro.
PREOCUPACIÓN CON LOS INDÍGENAS
La ministra de Derechos Humanos, Damares Alves, y el ministro de Justicia, Sergio Moro, encabezaron este lunes la rueda de prensa diaria del Gobierno sobre el coronavirus y expresaron su preocupación sobre la situación de los pueblos indígenas, especialmente tras la muerte de un indio de la etnia yanomami el pasado viernes.
Alves anunció que el Gobierno brasileño pretende invertir hasta junio 4.700 millones de reales (unos 900 millones de dólares) para ayudar a los pueblos tradicionales durante la crisis del coronavirus, a través de atención sanitaria, la concesión de subsidios y la entrega de cestas básicas de comida.
La ministra recalcó la importancia de evitar la entrada en aldeas para frenar el avance de la pandemia entre los indígenas.
Por su parte, el ministro de Justicia recordó que hasta el momento han fallecido tres indios en Brasil, aunque subrayó que en ninguno de los casos el contagio se produjo en el interior de sus aldeas.
Afirmó además que el Gobierno continuará tomando medidas para evitar la invasión de tierras indígenas y cohibir la explotación ilegal llevada a cabo en la región amazónica.
«El Gobierno está atento a la protección de la población indígena», señaló Moro.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe), las alertas de deforestación en la selva amazónica crecieron cerca de un 30 % en marzo respecto al mismo mes del año pasado.