A la falta de gasolina, los trabajadores del volante se enfrentan a la reducción total del servicio por el tema de la cuarentena. “Hay gente que quiere salir para hacer sus diligencias, pero el problema es la gasolina”
Desde que inició la cuarentena en el país, Víctor Lovera solo ha logrado echar gasolina una vez en una bomba ubicada en La Bandera, en Caracas. Cuando acudió de nuevo a esa estación de servicio, uno de los encargados lo despachó diciéndole que los taxistas solo querían “rebuscarse” con el combustible, es decir, revenderlo. Él respondió que solo quería trabajar honestamente, a lo que el empleado replicó: “Pagan justos por pegadores”.
“Ayer (miércoles 22 de abril) perdí la cola otra vez. La he perdido cuatro veces. A los particulares no quieren ponernos gasolina, a pesar de que yo estoy en una línea de taxi (en Bello Monte)”, contó Lovera a un equipo periodístico del portal Efecto Cocuyo. Calculó que la clientela ha bajado 60 %. “Hay gente que quiere salir para hacer sus diligencias, pero el problema es la gasolina”, aseguró.
Su último intento para surtirse de combustible, narró, comenzó en horas de la tarde del martes 21 de abril. Alrededor de las 5:00 pm se acercó a una estación de servicio en la avenida Victoria, pero los policías no estaban permitiendo que se formaran colas. Decidió irse a su casa y regresó al lugar a las 11:00 pm.
“En todas las bombas están poniéndole gasolina a 200 carros… cuando retorné a las 11:00 pm, quedé como de número 40 en la fila. Ahí la gente se organiza con los números. A las 3:30 am, la policía metió una caravana de carros que, deducimos, pagaron para que los pusieran delante de la cola”, dijo. En un reconteo, Víctor quedó en el puesto 228. “A las 2:00 pm nos corrieron de ahí”, señaló.
Pese a lo que ha vivido, el taxista no se para. “Con lo que me pasó ayer cualquiera se desanima, pero hay que respirar y seguir”, expresó. A través de su cuenta en Twitter pidió apoyo económico para comprar una bicicleta y así poder migrar al servicio de encomiendas en esta cuarentena. Días después una fundación lo contactó y le donó una. “Depende del servicio saco la bicicleta. Ahorita tengo un poquito de gasolina. Estamos luchando, trabajando, esperando a que todo esto pase”, agregó.
Líneas paradas
Conductores afiliados a otras tres líneas de taxis, dos más en Caracas y una en Barquisimeto, afirmaron a Efecto Cocuyo que el trabajo está parado desde que inició la cuarentena.
Yuleima Valladares, de 39 años de edad y madre soltera de dos niños, trabaja en una cooperativa en Terrazas del Ávila. Confesó que, antes de la pandemia, “el trabajo igual estaba flojo”, pero aún así salía algo. Ahora si hace dos o tres carreras al día es mucho, y eso porque solo ella y dos compañeros, de 14 afiliados, son los que están activos.
Cuando sale se asegura de llevar tapabocas, “pero los guantes no me gustan. Así que estoy echándome antibacterial y alcohol constantemente”, dijo.
El taxista Tony Bohórquez contó que pasó de hacer entre 10 a 15 carreras diarias a dos o tres a la semana desde que inició la cuarentena. “En la línea (en Los Palos Grandes) no se esta trabajando, pero a los clientes que me llaman les hago los servicios”.
“Es muy preocupante esta situación de verdad… cada día me las invento para buscar la manera de llevar esto, busco las forma”, agregó. Eso incluye hacer colas desde el día anterior en la tarde para poder echar gasolina a su carro. “La prioridad es el transporte público, no los taxistas. Así me lo dijo un guardia nacional en Catia”, señaló.
Vivir de los ahorros
En la línea donde trabaja Manuel López, en Barquisimeto, estado Lara, suspendieron las labores. “De los 27 taxis nadie ha podido salir, la mayoría está guardando la gasolina para las diligencias personales”, contó. El hombre de 42 años de edad explicó que no tiene otro trabajo y sobrevive con los ahorros que tenía dispuestos para su carro.
“Como taxista hay que mantener el carro en buen estado para prestar un mejor servicio. Estoy estirando el dinero que tenía previsto para esos arreglos”, indicó.
López señaló que en la ciudad solo hay dos bombas disponibles de gasolina y tienen prioridad los funcionarios públicos. Solo surten 20 litros diarios. En esta semana, para ir a comprar alimentos para él y sus padres, un vecino que trabaja en una empresa del Estado le regaló 10 litros de combustible.
María Victoria Fermín K./Efecto Cocuyo