El alcalde de Cali Colombia, Jorge Iván Ospina, cerró este martes y por nueve días el mercado mayorista más grande de esa ciudad por el alto número de contagiados con COVID-19 en la zona y para combatir la expansión del coronavirus en esa parte de la capital del departamento colombiano del Valle del Cauca, en Colombia.
“Primero va a haber un cordón sanitario, seguridad alimentaria para los trabajadores formales e informales del sector, un proceso de tamizaje para poder identificar donde se encuentran los contagiados”, dijo Ospina a periodistas al referirse al cierre de la Galería Santa Elena.
El cierre de los negocios que funcionan en la plaza estuvo acompañado por la Policía y el Ejército y no hubo brotes de violencia porque se hizo luego de que la Alcaldía y los comerciantes firmaran un acuerdo.
Ospina recordó que en la zona en donde está la plaza las autoridades de salud han detectado 80 contagiados y se han registrado cinco fallecimientos.
El Ministerio de Salud de Colombia reportó ayer que en el país hay 30.493 contagiados por el patógeno causante de la enfermedad del COVID-19 y que los principales focos de la pandemia son Bogotá (10.370), seguida de los departamentos de Atlántico (4.116) y Valle del Cauca (3.586).
El alcalde Ospina detalló que en el mercado se realizarán jornadas de limpieza puesto que la zona influye directamente sobre 20 barrios, sectores a los que se extenderá la desinfección para prevenir la expansión de la pandemia.
Igualmente dijo que pese a que la plaza estará cerrada, Cali «no va a sufrir desabastecimiento» puesto que algunos negocios del sector estarán abiertos para comerciantes mayoristas que surten a otros sectores de la ciudad.
TRABAJADORES INFORMALES PIDEN AYUDA
Pese a que Ospina anunció ayudas para los trabajadores informales de la galería, algunos de ellos no creen y aseguran que todavía no han recibido ningún auxilio del Gobierno.
«Ni a los vendedores ambulantes, ni a los desplazados nos han dado nada, ni una ayuda», dijo a Efe Julián Campaz, quien aseguró que llegó a Cali hace tres años desplazado por la violencia que lo sacó de sus tierras en el departamento de Nariño (fronterizo con Ecuador).
Lamento que el Gobierno central «no habla sino de camas, ventiladores y empresas grandes pero a nosotros no nos dan ninguna ayuda».
Contó que del sitio en donde vive ya lo van a echar porque el «arriendo, la comida y los hijos no dan espera» y que sus ingresos dependen únicamente de lo que vende diariamente.
De momento Campaz no sabe qué hará puesto que el cierre de la galería no le permite seguir vendiendo frutas, pero asegura: «no me voy a dejar morir de hambre en la casa con mis hijos». EFE