La alarma se encendió el 11 de mayo en Paraguay y diez días después ya sonaba en Argentina. Una manga de langostas de unos 20 kilómetros cuadrados había ingresado desde el norte y avanzaba hacia el sur a razón de 150 kilómetros por día. Ahora está a la altura de la provincia de Corrientes (ha recorrido 1.000 km) y, a diferencia de invasiones anteriores la nube, se ha instalado muy cerca de la frontera con Brasil. En el sur del gigante sudamericano temen que cruce finalmente la frontera y arrase con los cultivos productivos.
Las langostas no son peligrosas para el humano, pero son una catástrofe para los campos sembrados. En Argentina fueron un problema grave hasta la década del cincuenta, cuando una férrea política de control redujo la aparición de mangas. En 2015, sin que los expertos tengan muy claro por qué, volvieron. La de este año es la tercera invasión registrada desde entonces. Hace 5 años que estamos en emergencia Argentina, Bolivia y Paraguay. La diferencia es que esta vez la nube está más al este de Argentina. Hace 73 años que no llegaba a la provincia de Corrientes y es por eso que hay alerta en Uruguay y Brasil. Como se mueve 150 kilómetros por día, puede cruzar la frontera por la cercanía”, explica Héctor Medina Héctor Medina, coordinador del Programa Nacional de Langostas del Senasa, la oficina argentina de sanidad y calidad animal.
Las nubes de langostas se mueven durante el día y se asientan durante la tarde-noche. Cuando la temperatura es muy baja o llueve no levantan vuelo. Los expertos esperan que ya no avance hacia el sur porque a medida que uno se acerca a Buenos Aires crece el rigor del invierno. Nada les impide, sin embargo, avanzar hacia Brasil. Las autoridades argentinas están en contacto permanente con las brasileñas, pero anticipar la dirección de la manga es difícil. “Desde el miércoles estamos buscando el lugar exacto de donde está ahora la nube. Hacia donde irá y cuánto avance dependerá de la dirección y la intensidad del viento”, dice Medina.