INDIANAPOLIS. El Gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llevó este martes a cabo la primera ejecución de un convicto por delitos federales en 17 años, apenas seis horas después que el Tribunal Supremo anulara la objeción de una jueza al procedimiento usado en la aplicación de la pena capital.
“Ley y orden”, declaró Trump en un mensaje en su cuenta de Twitter poco después de que se conociera la decisión del Tribunal Supremo de dar vía libre a las ejecuciones.
EFE reseña que las autoridades en la prisión federal de Terre Haute (Indiana) ejecutaron a Daniel Lewis Lee, un exsupremacista blanco condenado en 1999 por la tortura y asesinato en 1996 de los tres miembros de una familia, cuyos cuerpos arrojó a un lago en Arkansas.
“He cometido muchos errores en mi vida, pero no soy un asesino”, dijo Lee en su declaración final. “Están matando a un hombre inocente”, agregó.
En respuesta a la apelación de cuatro condenados a muerte, la jueza federal de Washington Tanya Chutkan había emitido el lunes un dictamen indicando que el nuevo protocolo para la ejecución de la pena capital probablemente viola la Octava Enmienda de la Constitución.
Dicha enmienda establece que a los presos no se les puede someter a “castigos crueles o inusitados”.
La magistrada aseguró en su fallo que había pruebas suficientes de que el fármaco letal empleado en la ejecución, el pentobarbital, “produce sensaciones de ahogamiento y asfixia” y causa “dolor extremo, terror y pánico”.
Los tribunales estadounidenses habían puesto bajo revisión el nuevo protocolo para las ejecuciones federales, en las que ahora se debe emplear solamente el pentobarbital, en lugar de la combinación de varios fármacos que se usaba antes, y que ha dado problemas y provocado macabros episodios de intentos fallidos.