En medio de la crisis económica que vive el país, muchas son las mujeres que han visto la prostitución como un modo de poder subsistir
Durante la crisis venezolana, agravada por la depresión económica mundial por la pandemia, han incrementado lo reportes de prostitución, en especial entre niñas y jóvenes, señala la agencia The Associated Press en un reportaje publicado el jueves 16 de julio.
Wilmari Del Valle explicó a la agencia que tomó la decisión de sumarse a esta actividad en mayo de este año por la necesidad urgente que tenía de proteger a su bebé de 2 meses.
Al igual que ella, en Caracas se ven a plena luz del día, a pesar de la cuarentena, adolescentes y jóvenes que practican la prostitución junto a mujeres adultas, algunas con el tapabocas colgando en el cuello y otras sin ninguna protección contra el coronavirus.
Activistas consultados por AP denunciaron que el Ministerio de Salud no suministra desde hace años cifras sobre las trabajadoras sexuales, por eso los reportes de la agencia provienen de organizaciones humanitarias locales y evaluaciones de dependencias de la ONU.
La estadísticas oficiales datan de 1997 y señalan que en Venezuela hay un total de 371.000 trabajadoras sexuales.
El número de personas que se dedican a la prostitución ha crecido porque en el país, con la crisis mundial, no hay trabajo ni empleo. “Todo está cerrado”, dijo a AP la hermana Maritza Fernández, de la congregación de las religiosas adoratrices que mantienen programas de atención a trabajadoras sexuales en varias ciudades de Venezuela y otros países de Latinoamérica, Europa y Asia; detalló que muchas de las mujeres que atiende tienen entre 8 y 12 años de edad, algunas incluso realizan esta actividad junto a sus madres.
Wilmari Del Valle confesó que no se ha adaptado a esta actividad que ejerce, sin embargo subrayó que lo hace porque no tuvo otra opción.
Explicó que luego de salir de la cárcel en abril, donde estuvo detenida por consumo de drogas, se quedó en la calle y sin ingresos porque su mamá la botó de la casa y el padre de su bebé está preso. No ha podido conseguir ningún empleo debido a sus antecedentes penales y porque las empresas están paralizadas.
“Tengo una situación tan grave que estoy sobreviviendo con lo poco que hago aquí”, expresó la joven, quien en el inicio de esta semana apenas logró ganar 10 dólares.
Reconoció también que teme que haciendo esta actividad,pueda contagiarse del covid-19, pero dijo que prefería arriesgarse porque su hijo lo necesita. “Si yo no salgo, quién lo va a ayudar”, agregó.
Las trabajadoras sexuales se encuentran entre los grupos más vulnerables de la región, señala el director del Departamento de Enfermedades Transmisibles de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Marcos Espinal. De acuerdo con cifras de este organismo, se estima que entre 1% y 5% de la población adulta de mujeres laboran como trabajadoras sexuales en la región.