La mayoría de los liceos del país entregó sus títulos de bachiller el pasado fin de semana por secretaría, sin actos ni reuniones, cuidando el distanciamiento social
Aranza vio a Ezequiel y corrió a abrazarlo. Por primera vez, desde hace cuatro meses, estaban de vuelta en la Unidad Educativa Colegio Alianza, en la parroquia La Vega. Vestían jeans, franelas, zapatos deportivos, guantes y tapabocas. “Lo logramos”, dice Aranza antes de alcanzarlo con los brazos. Detrás de ella gritaban: “Epa, el distanciamiento”.
Las manos de Aranza se recogieron y solo consiguieron mostrar el título a Ezequiel. Ella llegó con su mamá, Fanny Pérez, para hacer su último trámite académico: retirar el título de bachiller. Ambas llevaban puesto el tapabocas; la gratitud y la emoción se concentraban en sus ojos.
Pérez tomó el sobre con el título, mientras Aranza se sentó para firmar el libro de actas. Su mamá quería verla y se apuró. Los guantes la retrasaban, no le permitían desbloquear la pantalla del celular para tomar la foto.
Aranza firmó. Lee de nuevo su nombre en el papel y miró a su alrededor: frente a ella, Pérez la apuntaba con el celular; a la derecha, la Virgen del Coromoto parecía mirarla; a la izquierda, están la bandera de Venezuela y la insignia de Fe y Alegría; detrás, se lee “Promoción XIV”. “Simula que firmas otra vez”, le dice Pérez. Y sale la foto.
Faltaban abuelos, tíos, amigos. Faltaban los 39 bachilleres juntos. El covid-19 los distanció físicamente. El 13 de marzo se suspendieron las clases y los actos de grado, por la llegada del virus al país. El Ministerio de Educación ordenó la entrega de títulos a más de 393.000 jóvenes por Secretaría. Pidió a las instituciones elaborar un plan de atención con bloques de horarios para evitar las aglomeraciones. Por WhatsApp, los jefes de zona educativa reiteraban las normas a los directivos. Los días 30 y el 31 de julio fueron las fechas designadas para la entrega de títulos, y los estudiantes solo vistieron guantes y tapabocas en lugar de toga y birrete.
Venezuela ya pasa de 17 mil casos de covid-19 y más de 150 fallecidos. Aunque los estudiantes esperaban poder hacer el acto en septiembre, el gobierno del presidente Nicolás Maduro anunció que el nuevo año escolar arrancaría ese mes a distancia.
En el colegio Alianza, la Secretaría es un vidrio con una pequeña ventana para atender a los papás. La directora del plantel, Escarle Castellano, quiso acondicionar un espacio para recibir, uno a uno, a sus bachilleres. El día antes, limpiaron el pasillo, sacaron una mesa y la vistieron con un mantel dorado y pusieron flores artificiales: “La idea era que no fuese tan sombrío, triste, porque graduarse es una ilusión. A pesar de todo han sido resilientes”.
Aranza cree que si las cosas sucedieron así, hay que acoplarse. Ezequiel, en cambio, por un momento imaginó que se quedaría sin su título tras el confinamiento. “No es motivante que no tengas a las personas que quieres aquí”, dice. Su papá, Leonel Durán, está feliz de verlo graduado: “Pero también siento algo de tristeza por no festejar, por no verlo que se vistiera con toga y birrete”.
Michael Cuello, de 17 años de edad, dice no sentirse tan feliz, le hubiese gustado estar acompañado de sus familiares y amigos. Recuerda que su promoción ya había pagado una sala en la Universidad Central de Venezuela para hacer el acto de grado. También apartaron una iglesia para la misa. “Más bien demasiado bien lo han tomado”, cree Castellano. Querían una caravana y rayarse la “chemise”.
Aunque no hubo saludo protocolar ni un acto oficial, Castellano no dejó de desear el “mayor de los éxitos” a cada estudiante, en un discurso que repitió cada 10 minutos, cuando tenía a un bachiller enfrente.
–¿Me puedo quitar el tapabocas para la foto?, preguntó un estudiante. Le dicen que no.
–Bueno, bájatelo un poco para que se te vean los ojos, dice una mamá.
“Estas promociones quedarán para la historia”, afirmó Castellano.
Carmen Victoria Inojosa/Crónica.Uno