El sector El Petróleo se puso caliente: el miércoles 5 de agosto durante una jornada de despistaje, las pruebas rápidas encendieron unas alarmas que no se sabe si están del todo justificadas. Un grupo de vecinos fueron forzados a dejar sus casas y trasladados a hoteles de confinamiento
A finales de junio, el covid-19 en la parroquia La Vega parecía estar en los sectores San Miguel Arcángel, Tamacún, Pedro José Yovera, Renacer El Milagro y la calle Libertad. Algunos casos de contagios fueron confirmados. Otros, olvidados. Y La Vega dejó de ser el foco que alarmó a toda Caracas.
Pero solo durante un tiempo. El viernes 7 de agosto, un callejón de cinco casas en el sector El Petróleo disparó alarmas luego de la aplicación de pruebas rápidas. De 24 personas, 16 resultaron positivas. Casi todos de una misma familia. Casi todos sin síntomas. Uno que otro había tenido gripe días atrás. Salvo dos niños, 14 personas fueron sacadas de sus casas.
Martina y Juliana
Hace unas semanas Martina presentó gripe, fiebre, dolor de garganta y dificultad para respirar. Un médico amigo le recetó asaprol, airon y azitromicina. Ella completó el tratamiento con guarapos de malojillo, toronjil, limonada caliente y gárgaras de vinagre. Y mejoró.
Pese a estar “encerraíta en la casa” o quizás por haberse quedado en ella, se propagó el chisme: decían que fue la primera persona del sector que se contagió. Pero Martina aclara: “Yo fui casi una de las últimas del callejón que me enfermé. Lo que sí es que yo fui la primera que me hice la prueba rápida”.
La prueba de Martina fue el miércoles 5 de agosto en un colegio del sector San Miguel de La Vega. Fue acompañada de su amiga Juliana. Martina arrojó positivo y los médicos cubanos la mandaron a hacerse la prueba. Y ahí empezó todo. Juliana también salió positivo. Así que su familia debía practicarse el examen y como la familia de Juliana vive en el callejón, todo el callejón también.
Juliana, además, debía inmunizarse del chisme que le sigue dando malestares: que su papá había muerto de coronavirus hace algo más de dos semanas. “Es mentira. Después de muerto le hicieron la prueba y salió negativo. Por eso fue que nos lo entregaron y lo pudimos velar”, cuenta Juliana. Pero la comunidad sigue sin creerle.
De una vez, ambas amigas quedaron aisladas. Por suerte, juntas.
“No nos dejaron ir a la casa. Nos llevaron al CDI y nos fue a buscar un Metrobús. Antes de montarnos, nos desinfectaron con alcohol. Pasamos por el CDI de San Martín a buscar a varias personas. Después fuimos al Poliedro a buscar a unos chicos de Chamba Juvenil que también salieron positivos. Éramos alrededor de veinte personas. El médico iba pasando asiento por asiento, nos tomó tensión, temperatura, nos preguntó si sentíamos síntomas, alguna patología. Después nos ubicaron en los hoteles”, cuenta Juliana.
El jueves 6 les hicieron la prueba PCR. Martina sigue esperando sus resultados, mientras que Juliana recibió el mensaje a través del sistema Patria el domingo 9: su prueba es negativa. Lo corroboró en la página web. Pero esto no significa que pueda volver pronto a casa. Falta el resultado en papel y quién sabe cuándo lo tendrá en sus manos. Además, su hija, tres sobrinos, su hermana y su cuñado llegaron al hotel el sábado 8 tras dar positivos en la prueba rápida.
Martina lo tiene claro: “Esa prueba rápida no es confiable para decir que es covid. A todo el mundo como que le está saliendo positivo por cualquier gripe”.
Pedro y Janeth
La mañana del viernes 7, tres médicos cubanos ubicados por el consejo comunal llegaron al callejón. El centro comunitario de ese sector de La Vega prestó el espacio y lo organizaron en sala de espera, sala de pruebas y sala para casos positivos. “Las pruebas eran contadas, pero como hubo gente del callejón que no se encontraba, dieron el turno entre los vecinos presentes”, cuenta Janeth.
Pedro recuerda que “los primeros que se hicieron la prueba, salieron negativo toditos. Hubo un punto en donde empezaron a salir positivos seguidos. Incluso a una chama le dijeron que iba a salir positivo sin darle el resultado”. Pedro fue uno de los positivos. Y lo duda: “No estoy muy confiado. Me sacaron una aguja nueva, pero después que me pincharon el dedo, me percaté de que agarraron la pipeta que estaba ahí tirada en la mesa. Me di cuenta de que estaba usada, porque tenía sangre”.
RECUADRO
Rumbo al confinamiento
El sábado 8 de agosto, algunos vecinos del sector amenazaron con llamar a la policía para que se llevaran a los casos sospechosos. Entonces, los sospechosos aceptaron irse. Mejor a un CDI o a un hotel que a una celda.
Alrededor de las 5:00 de la tarde, Pedro fue el último en subir a la ambulancia. La penúltima fue Janeth. Doce a bordo más una bebé que salió negativo, pero que la mamá no la iba a dejar en casa: “El distanciamiento social se fue a la mierda, íbamos amorochados. Dos en la camilla, otros en el muro y el resto en el piso. Y full olor a cloro”, advierte Pedro.
Primera parada: un hotel en la famosa calle de los hoteles que conecta a Colinas de Bello Monte con Plaza Venezuela y Sabana Grande. Allí se quedó la familia de Juliana. El resto, en un hotel un poco más arriba, cerca de La Previsora.
Dice Pedro: “El cuarto estaba sucio. El militar vino, me dijo que no podía salir de la puerta y ya. Solo nos vienen a tocar la puerta cuando nos traen comida y a buscar la basura. No hay médico y eso que hay un señor con diarrea fuerte”.
Kaoru Yonekura/El Estímulo