El secretario general del sindicato de trabajadores de Ferrominera del Orinoco contó este jueves en rueda de prensa los horrores que vivió mientras estuvo preso en la cárcel de La Pica, condenado por un tribunal militar
Situaciones “bien difíciles” atravesó el sindicalista Rubén González mientras estuvo preso más de un año y medio en la cárcel de La Pica. “Dormí a la intemperie, en una oportunidad, esposado a un tubo. Ahí me cayó un chaparrón de agua”, relató durante una rueda de prensa efectuada este jueves, a cuatro días de recibir un indulto presidencial.
En esa ocasión pidió a sus custodios que lo trasladaran a los calabozos. La celda a la cual lo llevaron estaba en condiciones de hacinamiento por la cantidad de reclusos, pero algunos de ellos les prestaron una colchoneta. Atribuyó a Dios encontrar solidaridad en un ambiente tan hostil.
González aseguró que estuvo secuestrado por un delito que nunca cometió. “Sencillamente fue una orden política para estar tras de las rejas por las luchas políticas que veníamos dando conjuntamente con todos los trabajadores de Guayana y con los trabajadores a nivel nacional”, expresó. “La esperanza no se puede perder y los sueños, tampoco. Algo bueno viene de parte de Dios para la bendición de todos los venezolanos”, afirmó.
El secretario general del sindicato de trabajadores de Ferrominera del Orinoco fue detenido en una alcabala de Anaco, en el estado Anzoátegui, en noviembre de 2018. Regresaba al estado Bolívar, tras participar en una protesta de trabajadores en Caracas.
Fue enviado a la cárcel de La Pica, en el estado Monagas, al área de procesados militares. En agosto de 2019 lo condenaron a cinco años y nueve meses de prisión por los supuestos delitos de ultraje a las Fuerzas Armadas y ultraje al centinela, previstos en el Código Penal Militar.
A pesar de ser un civil y contrario a lo que establece el numeral 4 del artículo 49 de la Constitución, su caso lo llevó la justicia castrense en Venezuela.
Mensaje de esperanza
Este jueves, el sindicalista quiso enviar un mensaje de esperanza. “Sigo en mi lucha, sigo protestando en el aspecto del deterioro general que tienen los trabajadores”.
Y agregó: “Yo no sigo protestando porque yo soy guapo. Yo lo único que estoy exigiendo del Gobierno Nacional es lo que dice el artículo 91 de la Constitución Bolivariana de Venezuela, que el trabajador debe tener un salario suficiente para mantener a la familia. No puede ser que con tres dólares pueda vivir una familia mensualmente, porque eso es mentira”.
El dirigente sindical agradeció a las organizaciones que exigieron su liberación como Amnistía Internacional y Provea y también dio las gracias “a todos mis hermanos cristianos evangélicos en cada uno de los ministerios regional, nacional e internacional”.
Llamado al ministro
González envió un mensaje al ministro de la Defensa, general Vladimir Padrino López, de parte de los militares con los que compartió en la cárcel.
Le pidió al funcionario evaluar y revisar las causas de los uniformados presos en Santa Ana, Ramo Verde y La Pica, incluidos “compañeros de él”. Dijo que muchos de ellos estaban “privados ilegítimamente de su libertad”.
Estimó que alrededor de 80 % de los militares presos en La Pica tendrían que estar en libertad si se hace justicia. “Por eso le hago un llamado a Vladimir Padrino López y que haga una investigación en cada una de las cárceles, en cada uno de sus compañeros que tienen. Así como me recibió mi familia… así esos compañeros militares están esperanzados”, expresó.
RECUADRO
Sin aspiraciones
Rubén González negó que tenga aspiraciones de lanzarse como diputado a la Asamblea Nacional en las venideras elecciones parlamentarias, ya que sus pensamientos están en el reencuentro con los trabajadores de las empresas básicas y que, tanto los de Guayana como los demás trabajadores en el país, puedan levantar su voz para reclamar sus beneficios.
María Victoria Fermín Kancev | Efecto Cocuyo