29 horas tardó un conductor para comprar 30 litros de combustible a precio subsidiado, según contó al Diario La Voz
Colas kilométricas y caos vehicular se observaron ayer en las estaciones de servicios de los Valles del Tuy ante la llegada de la gasolina en la mayoría de las bombas.
El combustible comenzó a aparecer tímidamente en esta subregión mirandina el domingo 13 de septiembre. Ese día, en horas del mediodía, una gandola descargó 36.000 litros en la estación Sucúa, ubicada en la redoma Santa Rosa de Charallave.
El vecino Carlos Crespo se sumó a la cola en esta gasolinera el lunes en la mañana y llegó al dispensador al día siguiente. Durmió dentro de su vehículo en medio de una fila de carros que se prolongaba hasta la urbanización Vista Linda. Según contó al Diario La Voz, tardó 29 horas para comprar 30 litros de combustible a precio subsidiado.
En Ocumare del Tuy, la espera fue por más tiempo. Las personas que permanecieron a las afueras de la estación de servicio Romano II pagaron un plantón de ocho días. Acostados, sentados o parados en las aceras aguardaron, bajo un inclemente sol. Algunos se iban y regresaban al día siguiente. Así tardaron una semana. Esta bomba había cerrado sus puertas el martes 8 septiembre y las abrió la mañana de ayer. Una gandola la surtió pasada la medianoche.
En los alrededores de esta gasolinera, ubicada en el casco central de Ocumare, el día transcurrió en medio de reclamos, gritos y congestión del tránsito. La cola se prolongaba hasta la clínica San Pancracio, pasando por Corpoelec y el sector Barrio Central para cruzar hacia la cruz del Calvario y luego girar de nuevo hacia el grupo médico.
En el resto de las bombas de Santa Teresa, Cúa y Charallave la situación era igual. En las gasolineras que estaban trabajando -en algunas no había gasolina-, los conductores, desesperados, esperaban el tiempo que fuese necesario con tal de llenar el tanque de sus vehículos. Algunos tenían una semana parados por falta de combustible.