Japón es uno de los países con las tasas de ansiedad más altas donde sus ciudadanos generalmente reprimen sus sentimientos, pero este asombroso método busca controlar ese estado emocional
Diversos estudios han mostrado que el estrés afecta a alrededor del 40% de los españoles, no solo en el campo laboral, sino de manera generalizada. La cifras empeoraron con la pandemia de Covid-19, pues basta con observar los datos que indican que los dolores de cabeza tuvieron mayor frecuencia durante esta primavera que a lo largo de la pasada en 2019. Por supuesto, esta no es una afectación exclusiva de nuestro país sino una dolencia global provocada por la rutina y el estilo de vida que llevan muchas personas.
Entre los países que lideran las tasas con los niveles más altos de estrés se encuentra Japón. Incluso allí ya existe un término que se utiliza para referirse a la muerte causada por estrés laboral: karoshi. El ministerio de sanidad japonés lo adoptó oficialmente desde 1987 dado el aumento de la tasa de mortalidad por complicaciones (accidentes cerebrovasculares o infartos cardíacos) derivadas del exceso de trabajo y el estrés laboral.
Seguramente por eso, requieren terapias de choque para detener una de las problemáticas de mayor crecimiento en el siglo XXI.
Rui-katsu
Ahora los japoneses han ideado una terapia que cobra cada vez más fuerza: ‘Rui-katsu’, que significa ‘búsqueda de lágrimas’.
Los ciudadanos del país nipón se han caracterizado por ocultar sus sentimientos, por actuar en colectivo y anteponer el bien del grupo frente al del individuo. Cabe recordar que durante un discurso radial en 1945, el emperador Hirohito llamó a los japoneses a “soportar lo insoportable y sufrir lo que no es soportable” al tiempo que la nación esperaba ser sometida a una humillante rendición tras el colapso económico al final de la Segunda Guerra Mundial.
Es una muestra del carácter inculcado en un país donde a sus ciudadanos desde niños se les enseña que “Nana korobi ya oki” o “siete veces te caes, ocho te levantas”. Pero en ocasiones muchos no tienen la suficiente fuerza para levantarse, por lo que optan entonces por el ‘Rui-katsu’.
Las primeras sesiones de esta terapia fueron organizadas por Hiroki Terai, conocedor pleno del poder liberador del llanto, quien decidió aplicarlo como un tratamiento contra el estrés. El terapeuta explica que por medio de las lágrimas podemos expulsar sustancias tóxicas del cuerpo y así logramos sentirnos mejor.
Al comienzo, Terai enfocó estas sesiones pensando en las mujeres. Actualmente congrega a 20 personas en una sala en la que proyecta anuncios, cortos y vídeos emotivos con lo que consigue que todos los participantes terminen llorando. La sesión dura cerca de 40 minutos y las personas (adultos de distintas edades) salen liberadas de sus tensiones, con la mente despejada y, en consecuencia, con los niveles de estrés reducidos.
El propósito es que, al llorar en grupo, el individuo se deshaga del factor depresivo que podría estar presente cuando llora a solas.
Rompiendo el estigma cultural
Por su parte, el profesor Hidefumi Yoshida, quien se autodenomina un ‘namida sensei’ o ‘profesor de lágrimas’, explicó recientemente en un reportaje para la BBC:
Llevo siete años y medio dando clases y seminarios a la gente para que llore, y lo he conseguido con más de 50.000 personas. Pongo películas o imágenes tristes, melancólicas, esperanzadoras… cuanto más llores, más estrés liberarás. Llorar mejora el sistema inmune, yo solía coger bastantes constipados y desde que empecé este trabajo no me pongo malo nunca.
De acuerdo con Yoshida, los japoneses históricamente tenían mucha más predisposición al llanto, pues se han encontrado varias referencias de este acto en la literatura, pero desde niños se les ha enseñado desde hace un tiempo que esto no debe hacerse. Tal estigma cultural los ha llevado a cerrarse, a incrementar su sufrimiento y sus conflictos internos.
Llorar es bueno física y psicológicamente, te ayuda a conocerte mejor a ti mismo.
En conclusión, el ‘rui-katsu’ permite que la gente vea tu vulnerabilidad, puedes relacionarte mejor con otras personas y favorece tu entorno laboral.