AFP publicó que, un año después del primer juicio político en su contra, el expresidente Donald Trump enfrentará desde el martes un segundo proceso en el Senado, cuyos miembros deben determinar si incitó un asalto al Capitolio que dejó cinco muertos el mes pasado.
Los 100 senadores también entrarán en territorio controvertido e inexplorado cuando juzguen a un presidente que ya no está en el cargo, informó AFP.
Aunque sigue gravitando en su partido a pesar de haber dejado la Casa Blanca, Trump aparece hoy políticamente debilitado.
En el centro de los procedimientos de la próxima semana está el ataque del 6 de enero, cuando varios cientos de partidarios de Trump irrumpieron en el Congreso, se enfrentaron a la policía y trataron de detener la certificación de la victoria electoral de Joe Biden.
El levantamiento, que según algunos legisladores demócratas fue un intento de golpe protagonizado por terroristas autóctonos, ha sido descrito como el mayor ataque a la democracia estadounidense desde la Guerra Civil de 1860.
La asonada dejó a los miembros del Congreso tan conmocionados y a la nación tan enfurecida que los demócratas comenzaron de inmediato el proceso de destitución contra Trump dos semanas antes del final de su mandato.
El 13 de enero, la Cámara de Representantes lo acusó de «incitación a la insurrección», convirtiendo a Trump en el primer presidente en ser sometido dos veces a un juicio político.
Sin embargo, no hay precedentes de una condena a un presidente por el Congreso, y es probable que esta no sea la excepción.
Uno de los principales objetivos de los demócratas que impulsaron el juicio político sería lograr que Trump ya no pueda ocupar un cargo electivo en el futuro.
Las cadenas estadounidenses cubrieron el ataque al Congreso en vivo y algunos videos que circularon por todo el mundo muestran a protagonistas de la asonada afirmar: Trump «quiere que estemos aquí», asaltando el Capitolio.
Los críticos del expresidente afirman que violó su juramento al incitar a sus partidarios a lanzar el ataque.
Trump y sus aliados argumentan que el juicio en sí es inconstitucional, porque el Senado puede condenar y destituir a un presidente en ejercicio, pero no a un ciudadano particular.
Ese enfoque permitiría a la defensa y a los senadores republicanos evitar tener que defender los ardientes tuits y diatribas de Trump en el período previo al ataque.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi insistió en que no condenar al expresidente dañaría a la democracia estadounidense.