Miembros de la oposición venezolana criticaron la decisión de Chile de deportar a unos 86 migrantes, venezolanos, que habían ingresado a su territorio de manera irregular.
Calificaron la medida de «deplorable», «dañina», y contraria a los tratados internacionales.
«La decisión del gobierno chileno de deportar a un grupo de venezolanos no está en consonancia con la conducta asumida por los gobiernos democráticos venezolanos que recibieron a cientos de chilenos que huían de las dictaduras más brutales y que hicieron de nuestro país su segunda patria», escribió en Twitter Julio Borges, el «comisionado de asuntos exteriores» del opositor venezolano Juan Guaidó.
El ministro del Interior de Chile, Rodrigo Delgado, anunció el martes que los migrantes que serían deportados habían ingresado recientemente al país por la comuna norteña de Colchane, en la frontera con Bolivia.
Ayer despegó el primer vuelo de las Fuerzas Aéreas chilenas con 86 migrantes venezolanos, expulsados del país.
«Estamos en presencia del primer vuelo que sale desde el norte de Chile y da cuenta de un proceso de expulsión, en su mayoría personas que ingresaron de forma clandestina hace menos de tres meses», dijo Rodrigo Delgado.
Y agregó: «esta es una notificación que hacemos como Gobierno de Chile para que todas aquellas personas que piensan ingresar por pasos clandestinos lo piensen, porque el destino de ellos va a ser la expulsión».
Según los medios chilenos, el vuielo de deportación forma parte de un plan del gobierno, llamado «Plan Colchane», para poner fin a la inmigración ilegal.
Los miembros de la oposición venezolana aseguran que la medida de expulsar a los migrantes viola los tratados internacionales de protección a refugiados.
«Las deportaciones no van a frenar el deslave humano de venezolanos. No se emigra voluntariamente, se huye forzosamente de la dictadura, son refugiados. Aquellos con antecedentes penales, que les caiga todo el peso de la ley, pero por unos pocos no pueden pagar muchos inocentes», escribió en su cuenta de Twitter David Smolansky, representante ante la OEA de Juan Guaidó.
Por su parte, Julio Borges, refiriéndose a los más de cuatro millones de venezolanos que han huido de su patria golpeada por la crisis en los últimos años, escribió: «este drama humano no se frena con restricciones que exponen más la vida de los venezolanos. La solución no es deportar, es multiplicar esfuerzos para lograr la salida de Maduro».
Un día antes de las expulsiones de Chile, la oposición venezolana había celebrado la medida del gobierno de Colombia de otorgar estatus migratorio legal temporal durante 10 años a alrededor de millón y medio de venezolanos que han ingresado al país de manera irregular en los últimos años.