Por iniciativa de Reino Unido, que se jacta de tener un programa de vacunación eficaz, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas debatirá el miércoles el problema del acceso global a las vacunas contra el covid-19, planteando temas que probablemente pongan de manifiesto las marcadas diferencias entre los países miembros.
El Consejo podría discutir, por ejemplo, si se pueden distribuir las vacunas de forma justa en lugar de, como ha sido el caso, repartirse primero a los países más ricos del norte mientras los del sur sufren.
También si los cascos azules, las tropas de mantenimiento de la paz de la ONU en 15 países, junto con otros trabajadores de la organización desplegados en todo el mundo deben ser declarados trabajadores esenciales y recibir prioridad de vacunación. Incluso en países que aún no han recibido dosis de vacunas.
De ser así, ¿quién debería proporcionar las vacunas? ¿La ONU, los países de origen de los trabajadores o los países donde están desplegados?
«La vacunación no es realmente el trabajo del Consejo de Seguridad», dijo en días previos un embajador, hablando desde el anonimato.
El Consejo de Seguridad, cuya misión es mantener la paz y la seguridad en todo el mundo, no tiene conocimientos especiales en materia de salud, señaló el embajador.
Añadió que no se espera llegar a ningún tipo de resolución sobre el tema esta semana
La única implicación directa del Consejo de Seguridad en la pandemia se produjo en julio de 2020, cuando aprobó una resolución que fomentaba el alto el fuego en los países en conflicto para limitar la propagación del virus.
La vacunación «es el gran reto actual», afirmó de cara a la sesión del miércoles Olof Skoog, embajador de la Unión Europea ante el Consejo. «Queda mucho camino por recorrer antes de que la gente esté totalmente vacunada».
Skoog, que es sueco, señaló que la UE ha contribuido a crear la iniciativa mundial Covax que, bajo los auspicios de la ONU, pretende suministrar al menos 2.000 millones de dosis para finales de año, incluyendo al menos 1.300 millones de dosis a 92 países de renta baja.
Por su parte, México denunciará este miércoles ante el Consejo la inequidad para acceder a vacunas contra el covid-19 en países de Latinoamérica y el Caribe frente a las naciones productoras.
«Vamos a presentar en el Consejo de Seguridad la posición de México y América Latina (…) respecto a lo que está ocurriendo en el mundo, la desigualdad, la inequidad que hay en el acceso de las vacunas, cómo los países que las producen tienen tasas de vacunación muy altas y América Latina y el Caribe mucho menores», dijo el martes el canciller Marcelo Ebrard.
Apartheid de las vacunas
«Lo que no queremos es que se produzca una especie de apartheid de las vacunas», en el que los países ricos del norte reciban abundantes suministros y los países más pobres del sur -como advirtió recientemente Sudáfrica- se queden sin ellos», dijo el embajador que habló bajo anonimato.
Dijo que las negociaciones sobre una resolución del Consejo de Seguridad serían probablemente «complicadas», ya que algunos países se sentirían incómodos ante la «transparencia» que supone comprometerse a no dejar a ningún país sin vacunas.
Varios países
Como China, Rusia y algunas naciones del Golfo, ya han puesto en marcha iniciativas de «diplomacia de las vacunas», compartiendo su propia capacidad de producción o facilitando el acceso a la dosis de vacuna.
El secretario General de la ONU, Antonio Guterres, ha advertido en repetidas ocasiones que, a medida que el virus y sus múltiples variantes se extienden por todo el mundo, la seguridad global sólo podrá garantizarse si todos gozan del mismo nivel de protección.
En repetidas ocasiones ha pedido que las vacunas sean tratadas como un «bien público mundial», sin especificar exactamente cómo podría suceder eso.
Preguntado recientemente sobre el posible papel de la ONU en el establecimiento de una especie de «certificado de vacunación» a prueba de falsificaciones, el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, dijo que «es necesario que haya una coordinación internacional y una estandarización de estas cosas en el futuro».
También es preocupante, añadió, «el elemento delictivo de las personas que falsifican los certificados de vacunas o, lo que es peor, que dan a la gente vacunas falsas… que no son vacunas reales».
«Así que creo que cuanta más cooperación internacional podamos conseguir en esto, mejor será». AFP