Su argumento es que el apoyo para nuevas leyes restrictivas no supone el fin de la carrera de los políticos y que incluso oponerse a la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) podría beneficiarles en las encuestas
WASHINGTON. Incluso antes del tiroteo múltiple del viernes en una escuela de primaria en Connecticut, los partidarios del control de armas estaban presionando con fuerza para convencer a los legisladores estadounidenses que su causa largamente olvidada era una victoria política.
Su argumento es que el apoyo para nuevas leyes restrictivas no supone el fin de la carrera de los políticos y que incluso oponerse a la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) podría beneficiarles en las encuestas.
Los grupos de control de armas están tratando de dar la vuelta a la política de armas después de casi dos décadas en las que el ‘lobby’ proarmas ha bloqueado en la práctica cualquier nueva restricción. En 2004 se permitió que expirara la prohibición de cierto tipo de rifles semiautomáitcos.
Su éxito o fracaso podría determinar si se materializa una legislación nacional tras la masacre en la escuela primaria Sandy Hook en Newtown, Connecticut, donde murieron 26 personas, entre ellas 20 niños de entre seis y siete años.
En el centro del asunto está el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, un partidario del control de armas que usó tres millones de dólares de su fortuna personal para contribuir a que un demócrata poco conocido de California que apoyaba la posesión de armas perdiera la reelección a la Cámara de Representantes.
«El bando de unas leyes de armas razonables tiene que hacer que los políticos que se oponen sientan terror ante sus perspectivas de ser reelegidos», dijo Jim Kessler, vicepresidente sénior de política en Third Way, un grupo demócrata que persigue un término medio en el control de armas y otros asuntos.
«La NRA ha hecho eso bastante bien», dijo Kessler, «y el otro lado tiene que hacerlo también. En esa lucha están inmersos».
Las elecciones del 6 de noviembre aportaron más datos alentadores a los partidarios del control de armas. El brazo político del NRA gastó al menos 700.000 dólares en un mínimo de siete carreras para el Senado pero su candidato ganó solo en uno de los casos (el republicano Jeff Flake se impuso en Arizona).
Algunos miembros del NRA pueden haberse relajado por que el presidente de EEUU Barack Obama hizo poco a favor del control de armas en su primer mandato, dijo Keene. Pero añadió que el grupo, que se cree cuenta con unos cuatro millones de afiliados, sigue siendo lo suficientemente fuerte para combatir los esfuerzos por imponer un control de armas, con una Cámara de Representantes con una «mayoría bipartidista» y un Senado que «se pondrá de nuestro lado».
Una encuesta de Reuters/Ipsos en abril halló que un 68 por ciento de los estadounidenses tienen una opinión favorable del NRA. La organización ha declinado hacer comentarios sobre la masacre de Connecticut, uno de los tiroteos en una escuela más mortales de EEUU, «hasta que los hechos se conozcan a fondo».
El hombre armado, Adam Lanza, usó un rifle como arma principal, dijo el examinador médico jefe del estado. Nancy Lanza, su madre, poseía legalmente dos pistolas y un rifle Bushmaster .223 M4 carabina de estilo militar, según las autoridades.
Horas después del tiroteo, Obama, con lágrimas en los ojos, dijo en televisión nacional que el país necesita «acciones significativas para evitar más tragedias», mientras Bloomberg le instó a mandar al Congreso una ley sobre control de armas. Agencias