El tifón Surigae ha dejado dos muertos y un desaparecido a su paso por la costa este de Filipinas, donde unas 160.000 personas han sido evacuadas de sus hogares.
Las fuertes lluvias y vientos que acompañaron a Surigae (bautizado Bising en Filipinas) se cebaron durante el domingo y el lunes con las regiones de Caraga, Bisayas Central, Bisayas Oriental y Bicol, en la cornisa este de la isla de Luzón.
Las dos víctimas mortales se han registrado en las Bisayas, según el recuento publicado el martes por el Consejo Nacional de Gestión y Reducción del Riesgo de Desastres.
La tormenta provocó serios daños materiales, cortes de energía en 63 poblaciones y obligó a las suspensión de viajes marítimos, además de algunos vuelos.
Surigae es la segunda tormenta que entra en el área filipina este año y en la mañana del martes se encontraba a 475 kilómetros de la ciudad oriental de Infanta, en la provincia de Quezon, moviéndose al noroeste con vientos máximos sostenidos de 175 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 215, según la agencia estatal de meterología.
Un promedio de 20 tifones azotan Filipinas cada año y el más destructivo fue el supertifón Haiyan -el mayor que ha tocado tierra en el mundo-, que en noviembre de 2013 golpeó las islas de Samar y Leyte, matando a unas 7.000 personas y dejando a 200.000 familias sin hogar.
Surigae azota Filipinas en abril, su mes más seco, y antes de que empiece la estación húmeda -que suele ser de junio a noviembre-, después de haber sufrido el año pasado una de las temporadas ciclónicas más graves en años con 22 tormentas tropicales.
Ante esta situación, el Gobierno de Filipinas estudia la posibilidad de declarar la emergencia nacional por el cambio climático en uno de los países más vulnerables a los desastres naturales del mundo, que además se asienta sobre el llamado «Anillo de Fuego del Pacífico», una zona que acumula alrededor del 90 % de la actividad sísmica y volcánica del planeta.