La celebración del Día de la Madre puede variar de fecha según el país, pero son escasos los lugares del mundo que no lo conmemoran.
En el continente americano se suele celebrar mayormente en mayo -el segundo domingo de ese mes- aunque otros países como México, Guatemala y El Salvador lo hacen días antes.
Sea cuando sea, esa tradicional fecha se ha convertido en una de las ocasiones del año más importantes para el comercio, particularmente el de tarjetas, flores, chocolates, restaurantes y ventas de otros artículos para mamá.
Muchos son los hijos, nietos, hermanos y parejas que tienen muy presente el día, pero pocos conocen la historia de cómo se originó la costumbre de conmemorar el amor materno en una fecha específica.
La tradición viene de los griegos, que al inicio de la primavera homenajeaban a la madre de todos los dioses, Rea, con rituales y regalos.
Pero la oficialización de esa costumbre se inició en el siglo XX, en Estados Unidos, por insistencia de una mujer que nunca fue madre, pero decidió homenajear a la suya.
En 1905 Anna Jarvis empezó una campaña a favor de lo que llamó «Día de las Madres», cuando su propia progenitora, Ann Reeves Jarvis, murió.
Tres años después organizó un homenaje para ella aunque la fecha no fuera un festivo oficial y se convirtió en una activista por la causa.
Su lucha para lograr que se adoptara el día duró años. La motivación de Jarvis provino de una oración que un día su madre le mostró.
Giro Comercial
«Jarvis consideraba que el Día de la Madre era su ‘propiedad intelectual y legal’, y no parte del dominio público», escribió Katharine Lane Antolini, autora de «La conmemoración de la maternidad: Anna Jarvis y la lucha por el control del Día de la Madre».
«Ella aspiraba que ese día fuera un ‘día sagrado’ que conmemorara a la madre que colocó las necesidades de sus hijos antes que la propia», agregó Antolini.
«Nunca quiso que se convirtiera en un día para dar regalos costosos, como en lo que se volvieron otros festivos al inicio del siglo XX».
Antolini, quien es profesora de estudios de género de una universidad en West Virginia, vive a unos 45 minutos de Grafton, donde está la iglesia que frecuentaban Jarvis y su madre, y que actualmente es el Santuario Internacional del Día de la Madre.
Según las investigaciones de Antolini, Anna Jarvis criticaba a los comerciantes que se «aprovechaban» del evento y los tildaba de «violadores de los derechos de autor, vándalos comerciales y especuladores declarados».
Hasta llegó a realizar protestas contra las florerías, que aumentaban sus precios en el mes de mayo y amenazó con demandar a muchas empresas que lucraban con la celebración.
También criticó la enorme industria de tarjetas con textos impresos que se generó en torno al día, alegando que la manera de demostrar el aprecio y honrar a las madres debería ser a través de cartas personales escritas a mano.
Con información de la BBC