MADRID. El faraón Ramsés III, cuya muerte ha sido una incógnita para los historiadores durante siglos, fue degollado en un complot sobre su sucesión orquestado por su mujer y su hijo, según indican los nuevos análisis.
Nuevos escáneres con rayos X han revelado un profundo y amplio corte en la garganta del faraón momificado, escondido con vendajes que no pudieron ser retirados por motivos de preservación, según dijeron los investigadores el martes.
«Finalmente, con este estudio, hemos resuelto un importante misterio en la historia del antiguo Egipto», dijo Albert Zink, un paleopatólogo del Instituto de Momias de Italia, que dirigió las investigaciones.
Durante el estudio en el Museo Egipcio de El Cairo, los investigadores también descubrieron un pequeño amuleto que fue insertado en la herida del faraón, que para Zink podría haber sido colocado allí por los embalsamadores esperando que curase el corte en la otra vida.
Ramsés III, que suele ser considerado como el último gran faraón, reinó sobre Egipto desde aproximadamente 1186 a.C. hasta 1155 a.C., y la causa exacta de su muerte ha sido vivamente debatida por los historiadores.
Documentos de papiro del Museo Egipcio de Turín describen una conspiración orquestada por Tiye, una de sus esposas, para matar al faraón con el fin de que su hijo heredara el trono. Según los papiros la conspiración fracasó y todo el mundo que participó fue castigado.
Durante las últimas investigaciones, un estudio genético de una momia previamente no identificada, que fue encontrada en la misma cámara funeraria que Ramsés III, reveló que se trataba de un familiar del faraón, posiblemente Pentawere. El estudio mostró que posiblemente fue ahorcado.
«Además, no fue embalsamado de una forma habitual. Su órganos no fueron retirados y estaba envuelto en piel de cabra, algo que en ocasiones era considerado como impuro en el antiguo Egipto», dijo Zink.
Pentawere podría haber sido forzado a suicidarse como castigo por la conspiración, dijo Zink.
Agencias