Una de las festividades más importantes de las celebraciones decembrinas es la Nochebuena, fecha en la que familiares y amigos nos reunimos a esperar el nacimiento de Cristo y la cual se caracteriza por el hecho de compartir comida, regalos, música y alegría
Edda Pujadas, @epujadas.- En Nochebuena, la mayor ilusión de los niños es que el Niño Jesús ya pronto va a llegar y traerle su regalo, así que para los más chicos está noche tiende a prolongarse más de los que ellos quisieran , pues ya no aguantan las ganas de saber si el Niño Jesús les trajo lo que pidieron.
La ansiedad de los pequeños por recibir sus regalos es totalmente justificable, pues a todos nos gusta que nos den un obsequio que nos demuestre que se han acordado de nosotros en tan importante fecha como lo es la Navidad y si bien es cierto que son los niños quienes reciben la mayor cantidad de presentes en estos días, a los adultos también nos toca alguito.
El Niño Jesús y San Nicolás son los encargados oficiales de traer los regalos de los niños, pero entre los mayorcitos existe la agradable, aunque a veces difícil de mantener, tradición de intercambiarnos presentes, el 24 de diciembre llegadas las doce de la noche, como una muestra de afecto y cariño y de expresarle a nuestros seres queridos lo importante que son para nosotros.
La costumbre de intercambiar regalos en Navidad nos llega desde la antigua Roma, cuando el emperador Domiciano fijó la duración de las “Fiestas Saturnales” en una semana, comprendida entre el 17 y el 24 de diciembre. El primer día de celebración, después de ofrecer un sacrificio al Dios Saturno, se inauguraban las fiestas y durante los días siguientes se organizaban diversiones populares, entre los que se destacan loterías y juegos de azar.
Mientras duraran las fiestas, todo el que lo deseara era libre de acercarse al emperador y obsequiarle algún pequeño objeto, sin valor económico y que se suponía era portador de buena suerte para el gobernante. Estos objetos recibían el nombre de “strenae” y con el tiempo, esta costumbre de hacerse obsequios se generalizó y ya no era el emperador el único que recibía regalos en las “Fiestas Saturnales”, si no que se intercambiaban pequeños presentes entre familiares y amistades.
LA INSUSTITUIBLE CENA
Uno de los aspectos más significativos de la Navidad venezolana es la comida. La cena de la víspera de la Navidad es un derroche de alta gastronomía, donde se conjuga el sabor de exquisitos platos que han colocado a la cocina venezolana en un lugar privilegiado a nivel internacional.
La hallaca, el pernil, la ensalada de gallina, el pan de jamón y el dulce de lechosa son los protagonistas indiscutibles de la cena de Navidad. Estos sabrosos platos, resultados de diferentes tradiciones gastronómicas fusionadas por el encuentro de razas negras (África), blancas (Europa) e indígenas (América), pero también de migraciones árabes registradas durante el siglo XX, se degustan en ambientes inevitablemente festivos, porque se acompañan con música y actividades populares de cada región como fuegos artificiales y pequeñas reuniones en las entradas de las casas.
La reina indiscutible de la cena de Nochebuena es la hallaca. Creación original de la cocina nacional, cuya preparación obliga a la reunión de familiares y amigos, quienes gustosamente asumen la tarea de cocinar, amasar o amarrar una serie de ingredientes que conjugan desde harina de maíz y hoja de plátano, hasta suculentos guisos en los que la carne y el cochino son infaltables, uniéndose con variedad de recursos como aceitunas, pasas y pimientos.
Conforme a las necesidades, gustos y tradiciones de cada región, la hallaca, como se basa en un guiso de carnes envuelto en harina de maíz y hojas de plátano, tiene variaciones en sus modos de preparación, relacionadas al aprovechamiento de los ingredientes más populares y abundantes de cada estado. Así ha surgido la denominada hallaca caraqueña o central, la andina, la llanera, la oriental, la de pescado, la de plátano, la angostureña, la guayanesa, la de caraota y hasta la vegetariana.
Con respecto al pernil, hay diversas formas de preparación, pero lo más importante es asegurarse de que la pieza de cochino que vamos a ingerir lleve bastante candela, quede jugosa y se rebane en trozos delgados. La ensalada de gallina presenta sus variantes, pues hay quienes sustituyen la gallina por pollo y otros le echan guisantes, manzana o piña.
El pan de jamón tiene un exquisito sabor al mezclar lo salado del jamón y la aceituna con lo dulce de la pasita. Con respecto al dulce, en Venezuela hay una gran variedad de postres típicos de la Navidad pero el de más fácil preparación y exquisito sabor es, sin duda, el dulce de lechosa con papelón, si bien el preferido y más emblemático de estas fechas es la espectacular torta negra.
Uno de los momentos más esperado de la Nochebuena es el intercambio de regalos entre familiares y amigos, pero lo que es realmente importante de esta costumbre es que se hace una relación con el nacimiento de Jesús, enfatizando que él vino al mundo como un “regalo de Dios” para todos y en honor al día de su nacimiento, nosotros también nos hacemos regalos.