Los gases vaginales son una condición frecuente que, en la mayoría de casos, se relaciona con la actividad sexual. Sin embargo, también pueden ser síntoma de ciertas patologías.
Los gases vaginales también se denominan ventosidad o flatulencias vaginales. La gran mayoría de las mujeres los han experimentado alguna vez en su vida. Al igual que sucede con las flatulencias que se expulsan a través del ano, muchas veces son motivo de incomodidad o de vergüenza.
Los gases vaginales son la expulsión de aire que se ha acumulado en la vagina. El aire, al salir, provoca un ruido característico, muy similar al que tiene lugar con los gases intestinales.
Lo cierto es que es una situación fisiológica que no suele ser síntoma de ningún problema de salud. Sin embargo, en algunos casos sí puede relacionarse con ciertas condiciones médicas, como las fístulas. Por ello, en este artículo te explicamos todo lo que debes saber sobre los gases vaginales y cuándo consultar con un médico.
¿Por qué aparecen los gases vaginales?
Los gases vaginales, como hemos señalado en la introducción, son la expulsión del aire acumulado en la vagina. Provocan un ruido característico similar a los gases intestinales. Sin embargo, los vaginales suelen ser inoloros, ya que no proceden de la acción bacteriana como ocurre con los intestinales.
Pueden aparecer en cualquier mujer, independientemente de la edad. Un artículo publicado en International Urogynecology Journal afirma que son una condición muy frecuente. De hecho, una de cada ocho mujeres en la población general los ha experimentado.
Lo cierto es que son más frecuentes durante las relaciones sexuales, pero esto no siempre tiene relación. La actividad física, ciertos movimientos o la masturbación también pueden ser detonantes.
Los gases vaginales pueden producir una sensación parecida a las cosquillas. Como suelen asociarse al coito, la mayoría de las mujeres se sienten avergonzadas o incómodas cuando los sufren.
Un estudio publicado en ISNR Obstetrics and Ginecology explica que la incidencia de estos gases es mayor en mujeres jóvenes que han tenido partos vaginales. También puede estar influenciada por el índice de masa corporal.
Si bien es cierto que en la mayor parte de las mujeres los gases vaginales son algo benigno y pasajero, en algunos casos pueden ser síntoma de alguna patología concomitante. En los siguientes apartados, te explicamos cuáles son sus principales causas.
Actividad sexual
El sexo es una de las situaciones que promueve con más frecuencia la aparición de los gases vaginales. Sobre todo, cuando hay penetración vaginal. No obstante, también puede darse en el sexo oral o, incluso, en la masturbación.
Cuando el pene entra y sale de la vagina, el aire puede quedar atrapado dentro de la misma. Los cambios de postura durante la relación sexual también favorecen su aparición. Al salir el pene o al tensarse los músculos vaginales tras el orgasmo, el aire tiende a salir de la vagina.
Las posturas que más suelen asociarse a los gases vaginales son la de «el perrito» y cuando la mujer coloca las piernas sobre los hombros del hombre. Por otra parte, otras como «el misionero» o la mujer sentada a horcajadas sobre él suelen disminuir su aparición.
Disfunción del suelo pélvico
El suelo pélvico hace referencia a un conjunto de músculos y ligamentos que se sitúan en la parte inferior de la cavidad abdominal. Permiten que los órganos pélvicos, como el útero o la vagina, se sostengan en su posición adecuada.
Cuando el suelo pélvico se deteriora, es frecuente que aparezcan gases vaginales. Los músculos pierden capacidad de contracción y el aire tiende a acumularse más en el interior de la vagina.
Existen numerosos factores que influyen sobre la disfunción del suelo pélvico. El envejecimiento y los partos vaginales son dos de los más frecuentes. Por ello, se recomienda que todas las mujeres los ejerciten a lo largo de su vida. De esta forma, se pueden evitar las consecuencias de su deterioro.
Fístula vaginal
Las fístulas vaginales son una de las causas preocupantes de los gases vaginales. Una fístula vaginal es un trayecto anormal que conecta la vagina con otro órgano. Por ejemplo, con el recto o la vejiga. Su nombre varía en función de los órganos que estén implicados.
Las fístulas hacen que, además de gases vaginales, puedan aparecer otras sustancias en la vagina. La más frecuente es la fístula vesículovaginal que conecta la vejiga con la vagina. Según explican los profesionales de Obstetrics & Ginecology, esta patología suele asociarse a lesiones quirúrgicas ginecológicas y partos complicados.
La fístula ureterovaginal conecta los uréteres con este órgano. Esto hace que la orina pueda alcanzar la vagina. La rectovaginal, por otro lado, permite el paso de gas o material fecal a la misma.
Esta última también se relaciona con el parto, aunque puede estar causada por enfermedades inflamatorias intestinales. Por ejemplo, la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa.