Mientras la mayoría de los venezolanos están pendiente de cómo sobrevivir ante la crisis socio-económica y la pandemia. De dirigentes políticos se escucha es hablar de acuerdos, sanciones o apoyos “Preocupa la desconexión con el pueblo y entre ellos mismos”. Esto impide el desarrollo de una Política Integral.
No! es cierto, que sea excluyente la atención a la crisis social o sanitaria y el desarrollo de capacidades en el plano Político Electoral. “Lo que si pareciera incompatible es la concreción de proyectos personalistas de permanencia y una amplia participación”
“Ante la trampa y ventajismo el antídoto es la masificación” Se escuchaba con frecuencia y es lógico cuando se tiene sistemas electorales semi competitivos, en Venezuela esto se vivió en las Elecciones del 2015. Pero si queremos un Cambio debemos Cambiar algunas conductas.
No podemos propiciar o aumentar la participación desde posturas o acciones que cercenan; debemos dejar de lado esa auto protección de aferrarnos a unos espacios que se adjudican por el modelo de representación, entregando la posibilidad de avanzar en los que corresponde a una mayoría relativa.
Esto sumado al fraccionamiento propio o inducido, no coopera con la consolidación de los triunfos electorales; y pareciera que el Gobierno lo ha comprendido “por eso realiza concesiones a nuevas o viejas organizaciones políticas” es solo más del divide y vencerás.
Mientras en la oposición exista esa conducta de auto flagelación, segregación y descontrol “no serán amenaza electoral, para el que se sabe minoría social, pero con una maquinaria única electoral” los esfuerzos unitarios de la Alianza entre los que venían participando se diluyen.
Se pierden en el espectro de las oposiciones, donde incluso los que se auto denominan puros, tienen diferencias: entre los que viven en el pais, entre los que llaman a votar, los que quieren más sanciones y los que participan si son candidatos. “Todos con un punto común, requieren de las partes para lograr sus objetivos”
El daño causado por esa una política de la anti política, anti nacionalista, que superó a la de 1998 que era anti partidista, nos trajo a un escenario donde la solución requiere compromiso, reconocimiento y de operadores políticos “que comprendan su rol de servidores y no vengan solo a servirse”