Los efectos o síntomas extrapiramidales son una serie de signos que pueden aparecer a raíz del tratamiento con fármacos antipsicóticos. Estos neurolépticos son un grupo de medicamentos que se utilizan para el abordaje de la psicosis.
Es decir, para controlar las alucinaciones, las ideas delirantes, el pensamiento desorganizado y la conducta agresiva. El problema es que los medicamentos pueden dar lugar a efectos secundarios molestos e incapacitantes.
Uno de los más comunes dentro de dichos efectos es el parkinsonismo. No obstante, no es el único. Por ello, en este artículo te explicamos todo lo que debes saber sobre los síntomas extrapiramidales y cómo se tratan.
¿Qué son los síntomas extrapiramidales?
Los síntomas extrapiramidales también reciben el nombre de trastornos del movimiento inducidos por fármacos. El motivo es que son un grupo de efectos secundarios que pueden aparecer al tomar ciertas sustancias.
Los fármacos que se asocian a estos efectos son los inhibidores de los receptores de dopamina. Es decir, los llamados antipsicóticos o neurolépticos. Se emplean para tratar enfermedades como la esquizofrenia y los episodios maníacos.
Según explica un estudio publicado en StatPearls, los efectos extrapiramidales se describieron por primera vez en 1952. En ese momento se descubrió que un fármaco llamado clorpromazina provocaba síntomas similares a los descritos en la enfermedad de Parkinson.
Por ejemplo, lentitud de movimientos, rigidez y temblor. A partir de ese tiempo se comenzaron a descubrir otros efectos secundarios que se englobaron en los llamados efectos extrapiramidales. En este grupo se incluyen los siguientes:
- Distonía.
- Acatisia.
- Parkinsonismo.
- Discinesia tardía.
Estos efectos secundarios pueden ser incapacitantes. De hecho, interfieren en las relaciones sociales y en actividades simples de la vida cotidiana.
¿Cuáles son los síntomas extrapiramidales?
Los síntomas extrapiramidales, como acabamos de señalar, son la distonía, la acatisia, el parkinsonismo y la discinesia tardía. Suelen aparecer tras tomar los fármacos durante un periodo largo de tiempo.
No obstante, en algunos casos pueden tener lugar tras una sola dosis. Hay pacientes que ni siquiera son conscientes de que padecen estos signos. Otros, sin embargo, llegan a sentirse muy molestos.
Distonía
La distonía se define como contracciones musculares involuntarias, sostenidas o intermitentes. Estas contracciones dan lugar a movimientos de torsión y posturas anómalas de diferentes partes del cuerpo. Por ejemplo, del cuello (tortícolis), de la mandíbula (trismus) o incluso de los ojos.
También pueden afectarse los músculos faciales, los abdominales y las extremidades. La distonía puede causar dolor, dificultad para respirar, para tragar y para hablar. Lo más frecuente es que aparezca entre 48 horas y 5 días después de haber ingerido el antipsicótico.
Acatisia
La acatisia es uno de los efectos extrapiramidales que se describen como más molestos para el paciente. Consiste en una sensación de inquietud y una necesidad constante de moverse. Esto hace que el paciente mueva de forma repetitiva las piernas; cruzándolas, balanceándolas o realizando otros movimientos.
La acatisia aparece de forma más tardía. La mayoría de las veces ocurre alrededor de las 4 semanas de tratamiento.
Parkinsonismo
Dentro de los síntomas extrapiramidales también se engloba el parkinsonismo. Es una afección que se caracteriza por temblor, rigidez y enlentecimiento de las funciones motoras en las extremidades y en el tronco.
En el parkinsonismo inducido por antipsicóticos el temblor es menos frecuente que en la enfermedad de Parkinson. No obstante, también aparece cansancio muscular e inexpresividad en el rostro.
Al igual que explicábamos en la acatisia, este síntoma puede manifestarse días o semanas después de comenzar el tratamiento. Es posible que tenga lugar a raíz de un aumento de la dosis del fármaco.
Discinesia tardía
La discinesia tardía es similar a la distonía. Es un trastorno en el que se producen movimientos involuntarios anormales. Estos suelen afectar a los músculos orofaciales y linguales.
Son movimientos muy llamativos. Además, pueden causar dificultades a la hora de comunicarse, masticar o tragar. Sin embargo, no suelen producir dolor.