El presidente de Haití fue encontrado muerto en su residencia a las afueras de Puerto Príncipe, la capital de Haití, el pasado 7 de julio, después de que un grupo de hombres fuertemente armados asaltara su vivienda de madrugada.
Su esposa, Martine, resultó herida en el atentado y fue trasladada a un hospital de Miami, en Estados Unidos, donde se recupera.
De inmediato, las autoridades haitianas lanzaron una persecución contra el grupo que presuntamente perpetró el magnicidio.
La policía informó de que tras un enfrentamiento que se prolongó hasta la noche, había logrado detener a 18 exmilitares colombianos, a los que acusa de cometer el asesinato de Moïse.
Otros tres supuestos mercenarios colombianos resultaron muertos, mientras que otros cinco lograron escapar y se sigue tras su pista.
El jefe de la Policía Nacional de Haití, Léon Charles, anunció que el médico haitiano afincado en Florida Christian Emmanuel Sanon también fue detenido como presunto cerebro de la conspiración, en la que habría jugado un papel clave el senador John Joel Joseph, que se encuentra en busca y captura.
El jefe de seguridad de Moïse, Dimitri Herard, y otro haitiano-estadounidense, James Solages, también fueron arrestados.
Por su parte, la Policía de Colombia señaló este viernes a un exfuncionario del Ministerio de Justicia haitiano como la persona que dio la orden para que los mercenarios cometieran el magnicidio.
La muerte de Moïse conmocionó a Haití, uno de los países más pobres de América Latina y que vive una inestabilidad crónica.
El crimen agrava su crisis política y lo ha sumido en la incertidumbre, mientras el mundo se pregunta qué fue lo que ocurrió realmente el 7 de julio y quién está detrás del magnicidio.
Uno de los aspectos más sorprendentes del magnicidio es la facilidad con la que el grupo de atacantes pudo entrar en la residencia presidencial sin encontrar resistencia. De acuerdo con la versión oficial, ninguno de ellos resultó herido.
Las miradas se volvieron a Dimitri Herard, jefe de seguridad del presidente, que fue arrestado tras el crimen para que responda por qué ni él ni nadie de su equipo intervino para proteger a Moïse.
Resulta difícil de explicar que un grupo de hombres armados lograra entrar en la casa, pegarle 12 tiros al presidente, dejar malherida a su mujer y abandonar el lugar sin ser interceptados.
Los investigadores haitianos creen que el crimen se perpetró en coordinación con CTU, una compañía de servicios de seguridad con sede en Miami, dirigida por el venezolano Antonio Emmanuel Intriago, al que se le ha perdido el rastro.