A diario en Venezuela los ciudadanos no sólo debemos cuidarnos de contraer el virus del COVID-19, sino que también tenemos que librar la lucha contra la pandemia de la delincuencia, esta también nos está mal hiriendo o matando, hoy sólo basta estar en la hora y lugar equivocado, para también ser víctimas de la delincuencia en una balacera entre hampones o contra las fuerzas del orden, hoy no existe ámbito seguro, ni un seguro en la ciudad, ya se ha convertido en parte del paisaje el accionar de modalidades tales como los asaltos en las calles, robos de vehículos o accesorios, robos de viviendas, pandillaje, sicariatos, homicidios, extorsiones, estafas, venta de micro comercialización de drogas, prostitución y delincuencia cibernética.
Tenemos delincuencia propia y foránea, una delincuencia que se viene especializando en los delitos que cometen, que son más experimentados y con más armas de fuego en sus manos, siendo un número importante de ellos jóvenes delincuentes, hablamos de adolescentes que no le tiembla la mano, para asesinar de varios tiros a sus víctimas, sin duda este panorama delictivo, no apareció de la noche a la mañana, estamos hablando de los dos últimos decenios del gobierno central, que no supieron, quisieron o pudieron, enfrentar adecuadamente este fenómeno delictivo.
Lo que si nos queda claro, es que precisamente fue este gobierno el cual muy frecuentemente, sin ningún continuismo en diseños o estrategias y menos en sentar las bases para una clara política de Estado anti delito, no entro en ninguna reforma de seguridad pública importante, tampoco lo hizo con la justicia o el sistema penitenciario, así como la pandemia desnudó las carencias de un sistema de salud adecuado, en la problemática de inseguridad ciudadana está sucediendo lo mismo.
Lo que hoy está sucediendo en las ciudades satélites de Venezuela es una clara muestra de la gravedad de la inseguridad ciudadana, que estamos viviendo y se viene replicando en los demás estados del país, hay que señalar que los municipios tienen tan sólo un rol preventivo y muy limitado, no cuentan con un marco legal que ampara su función.
Los oficiales de seguridad o vigilantes como comúnmente se les conoce pueden ayudar a la detención sólo con presencia de la policía y realizar un patrullaje integrado con la policía, que actualmente por falta de efectivos policiales, no se brinda el servicio en condiciones óptimas. Además hay que señalar que
lamentablemente los ciudadanos carecen en su mayoría de una cultura de seguridad preventiva integral, facilitando con muchos errores el accionar delictivo.
Finalmente, espero que se reduzca el número y frecuencia de los delitos, pero para esto el gobierno debe escuchar la propuesta de los expertos en el área de seguridad de que es lo que van hacer, cómo lo van hacer y cuál es el equipo de trabajo que para ello tienen. No olvidemos que no sólo podríamos perder nuestro patrimonio y bienes, está en riesgo nuestra integridad física y la propia vida.
Adolfo M. Gelder
@adogel
t.me/seguridadintegral