El grupo Hezbolá lanzó hoy una veintena de cohetes desde el sur del Líbano hacia Israel, que respondió con ataques por tercer día consecutivo, un repunte de tensión en la frontera en medio de la crisis multidimensional del país árabe que supone un nuevo reto para el nuevo Gobierno israelí.
La milicia lanzó la mañana del viernes un total de 19 cohetes hacia las Granjas de Chebaa, una área disputada entre Israel y el Líbano en el Golán, a lo que el Ejército israelí respondió con ataques de artillería, sin víctimas de momento.
El primer ministro israelí, Naftali Benet, se reunió de urgencia con su titular de Defensa y el jefe del Estado Mayor para analizar la situación en la primera crisis de seguridad que afecta al nuevo Gobierno de Israel; mientras que la misión de paz de la ONU en el Líbano y el primer ministro interino libanés, Hasan Diab, han hecho llamamientos a la contención.
En un gesto poco habitual, Hezbolá reivindicó hoy el lanzamiento de cohetes hacia Israel, ya que los intercambios de fuego, escaramuzas y ataques que se producen de vez en cuando en la frontera -donde también operan milicias armadas palestinas- no suelen tener una autoría clara.10 Cohetes interceptados.
De los 19 cohetes que se lanzaron, 3 cayeron en suelo libanés y 16 alcanzaron territorio de Israel, de los que 10 fueron interceptados por el sistema antimisiles Cúpula de Hierro, informó en una rueda de prensa un portavoz del Ejército israelí.
“Con este ataque, Hezbolá está intentando enviar el mensaje de que son ellos los que aún controlan el sur de Líbano”, apuntó el teniente coronel Amnon Shefler, quien consideró, no obstante, que el hecho de que dispararan hacia espacios abiertos sin población indica que no hay interés en que la situación escale.
Por su parte, el Ejército libanés ha detenido hoy a cuatro personas por el lanzamiento de los proyectiles y se ha incautado de un lanzacohetes, de acuerdo con un comunicado castrense, que confirmó que diez obuses israelíes cayeron en la afueras de la localidad de Al Sadana y otra treintena cerca de Bastra y Kfarshouba, donde provocaron una serie de incendios.
Hezbolá señaló en un comunicado que lanzaron los cohetes en respuesta al bombardeo aéreo de Israel la víspera, el primero desde la guerra que libraron en 2006, una “amenaza directa” según el presidente de Líbano, Michel Aoun, quien pidió al gobierno presentar una denuncia ante la ONU.
El portavoz militar israelí aclaró que el bombardeo aéreo tan solo pretendía que los ataques contra objetivos desde donde se lanzan los cohetes hacia Israel fueran más “exactos y precisos” e insistió en que Israel tampoco tiene interés en elevar la tensión, aunque declaró que el Ejército está listo para cualquier escenario y que no permitirá que “estos actos de terrorismo continúen” y “amenacen la seguridad de los israelíes”.
El ataque por aire -además de varias rondas de artillería previas- fue una represalia de Israel por el lanzamiento el miércoles de tres cohetes desde el sur de Líbano, que oficiales israelíes atribuyeron a milicias palestinas, y no a Hezbolá, aunque admitieron que seguramente ocurrió con la connivencia del grupo chií, aliado de Irán, el principal enemigo de Israel en la región.
Intentos de contención
Ante la escalada de tensión en la frontera, la más grave en mucho tiempo, el comandante de la misión de paz de la ONU en el Líbano (FINUL), Stefano Del Col, está en contacto “directo” con las partes, mientras los cascos azules median “para evitar que la situación se salga fuera de control”.
“La FINUL llama a las partes a un alto el fuego y a mantener la calma para que podamos empezar una investigación”, pidió la misión de la ONU en un comunicado.
Además, ya se están coordinando con las Fuerzas Armadas libanesas para reforzar las medidas de seguridad en todas sus áreas de operación a lo largo de la demarcación establecida por Naciones Unidas entre ambos países, la Línea Azul.
El actual mandato de la FINUL, entre cuyos cometidos está vigilar el cese de hostilidades tras la guerra librada por Israel y Hezbolá en 2006, expira a finales de este mes y las autoridades libanesas ya han pedido una extensión, una demanda que probablemente se vea reforzada tras la nueva escalada, que se produce en un momento en que el Ejército libanés se encuentra diezmado por la grave crisis económica iniciada en 2019.
También el primer ministro interino del Líbano, Hasan Diab, ha llevado a cabo una serie de “llamadas” que buscan “contener la escalada en el sur”, informó su oficina en Twitter.
“Diab hizo hincapié en la necesidad de imponer la calma y detener las repetidas violaciones israelíes contra la soberanía libanesa”, explicó, al agregar que también ha pedido a la ONU que “presione” al Estado judío para que “respete” la resolución del Consejo de Seguridad que puso fin a la guerra de hace 15 años.
La escalada se produce cuando el Líbano roza el colapso, azotado por una grave crisis económica, con la inflación disparada y con escasez de productos básicos, medicinas y combustible; mientras perdura el bloqueo político a la espera de que el primer ministro designado, Najib Mikati, el tercero en menos de un año, forme gobierno en los próximos días.