Es un sentido de idolatría ideado por la propulsora de la metafísica cristiana que fue Conny Méndez quien, en nombre de una agrupación de personajes llamados Ascendidos Maestros de la Gran Fraternidad Blanca se trajo a Venezuela las ideas de la Nueva Era a comienzos de la década del cincuenta
Lo considero como un huésped indeseable que, escondido en las alegrías y persistencias de nuestra Navidad cristianas se nos aparece en estos días trayendo para millones de personas una gran confusión por el nombre con el que se le conoce.
Se dice que es un espíritu que se alimenta de luz y que cumpliendo un determinado rito se hacen verdad peticiones de cualquier entidad o tipo. Es un sentido de idolatría ideado por la propulsora de la metafísica cristiana que fue Conny Méndez quien, en nombre de una agrupación de personajes llamados Ascendidos Maestros de la Gran Fraternidad Blanca se trajo a Venezuela las ideas de la Nueva Era a comienzos de la década del cincuenta.
Se establecen teorías, mecanismos y modos de que un ser común y corriente entre en contacto con este visitante para lo cual debes preparar tu casa limpiándola con una especie de compota o poción formada por siete esencias positivas que consigues en las casas de venta de perfumes esotéricos. Con ello refrescas el piso y debes echártelo de la cabeza a los pies para que se cumplan las peticiones que vayas haciendo. No puedes dejar de lado los tumba trabajos, las pirámides, los velones de cera y los símbolos de las fuerzas universales trazadas en un altar que debes preparar en la sala de tu casa.
Para algunos ese espíritu de la Navidad es una energía universal de los ascendidos que la noche del 21 de diciembre se manifiesta bajando a la tierra con la misión grande y exclusiva de recibir nuestras peticiones.
Se ordena que la invocación se haga en nombre de la muy amada presencia del Yo Soy y que debes recitar mientras escribes las peticiones una formula verbal que ordena que cada petición queda decretada, recibida y bendecida, todo en medio de un sahumerio que contribuye aun más a limpiar el sitio. En un momento determinado debes mentalizar y magnetizar todas las peticiones y darle la bienvenida al Espíritu de la Navidad que recoge todas tus deseos con el fin único de cumplirlas.
Ante que estamos me pregunto. Nada de lo que escrito tiene nada que ver con la Navidad. Es más todo el rito contribuye a que se pierda más, en medio del ambiente terrible, carente de valores que vivimos, el sentido verdadero de la Navidad. O es que estamos ante una nueva versión de la Lámpara mágica que frotando hace que un genio materialice todo lo que queremos.
Para la nueva era y así me lo dijeron amigos practicantes de ese culto, el espiritismo sirve para contactar energías de los por ellos conocidos planos ascendidos. Para mi esos son engaños puros y simples que se llaman así mismos maestros, ángeles, extraterrestres para ayudar, dicho , entre comillas muy grande, a las humanidad.
Dar entrada, mencionar siquiera al fulano Espíritu de Navidad, es sustituir los valores eternos de la Navidad Cristiana y su sentido altísimo de salvación, confraternidad, amor y solidaridad en una sesión de brujería o magia que combina mensajes esotéricos con palabras cristianas para llenar la curiosidad de hacer una especie de rito de brujería paranoica y extraña que quiere transformarlo todo en oro.
Para la Nueva Era el ocultismo es lo que ellos reconocen como una religión universal, llevando al hombre al lugar de Dios a la usanza y ritos del paganismo oriental, lo que conocemos como el gnosticismo, la cábala, el hermetismo y las enseñanzas de las sociedades esotéricas y que en fondo niegan al verdadero Dios. Quiere la Nueva Era destruir al cristianismo y para ello cambia métodos, inventa excusas, anima falsos ídolos, crea mitos. En su afán han permeado nuestra Navidad y para muchos la gozosas celebración del nacimiento del Redentor es una época de fiestas, comederas, regaladeras, endeudamientos y que proclaman el consumismo que nos domina y rige.
Por ello rechacemos esa farsa del espíritu de la navidad y elevemos la fortaleza esencial de la venida, misión y proyección de Jesucristo. Como esencia y razón de nuestras vidas, celebraciones, compromisos y realizaciones.
Juan de Dios Sánchez
Cronista de Baruta