Los talibanes capturaron este viernes 13 de agosto, la ciudad de Kandahar, capital de la provincia homónima y la segunda más importante de Afganistán, un logro que elevaba a trece las capitales regionales caídas durante la última semana, según confirmaron por separado fuentes oficiales y los insurgentes.
Poco después, la cifra se elevaba a dieciséis, con las conquistas de Lashkargah, de Firozkoh y de Pul-i-Alam, esta última a solo 50 km de Kabul. La OTAN anunció una reunión de urgencia hoy para evaluar la situación en el país.
«Kandahar, la segunda ciudad más grande del país, también ha sido conquistada», celebró en Twitter el portavoz talibán, Qari Yusuf Ahmadi, que indicó que durante la noche lograron tomar las sedes del gobernador y la Policía y otros puntos importantes de la ciudad. El portavoz explicó además que «muchos soldados se rindieron y el resto huyó», y que lograron incautarse de un gran número de armas, vehículos y munición.
«Tras fuertes enfrentamientos a última hora de la noche, los talibanes tomaron control de la ciudad de Kandahar», dijo por su parte un funcionario del gobierno local a Reuters, después de que los militantes anunciaran la toma. Las fuerzas gubernamentales seguían controlando el aeropuerto de Kandahar, que fue la segunda mayor base del ejército estadounidense en Afganistán durante sus 20 años de misión, indicó Reuters.
En respuesta al rápido y violento avance talibán, el Pentágono dijo que enviará unas 3.000 tropas extra en 48 horas para ayudar a evacuar al personal de la embajada.
“Es mejor reducir nuestra presencia no sólo porque hay una amenaza creciente de violencia, sino también de recursos”, dijo el viernes un oficial de la embajada turca en Kabul.
“Las instalaciones médicas están sometidas a una gran presión. También tenemos en cuenta el COVID-19 y las pruebas casi se han detenido”.
La rapidez de la ofensiva ha provocado reproches entre muchos afganos por la decisión del presidente Joe Biden de retirar las tropas estadounidenses, 20 años después de que expulsaran a los talibanes tras los atentados del 11 de septiembre contra Estados Unidos.
Biden dijo esta semana que no se arrepentía de su decisión, señalando que Washington ha gastado más de un billón de dólares en la guerra más larga de Estados Unidos y ha perdido miles de soldados.
Hasta hace unos días, los talibanes habían centrado su ofensiva en el norte, una región que nunca controlaron del todo durante su reinado y que constituía el corazón de las fuerzas de la Alianza del Norte, que entraron en Kabul con Estados Unidos al frente en 2001.
El jueves, los talibanes también se apoderaron de la histórica ciudad central de Ghazni, a 150 km al suroeste de Kabul.
El Gobierno sigue manteniendo la principal ciudad del norte, Mazar-i-Sharif, y Jalalabad, cerca de la frontera con Pakistán, en el este, además de Kabul.
El miércoles, un alto cargo de la defensa estadounidense citó a los servicios de inteligencia de su país diciendo que los talibanes podrían aislar Kabul en 30 días y posiblemente tomarla en 90.
Mientras, el conflicto está provocando ya un éxodo de gente que huye de los combates y los talibanes. La ofensiva de los talibanes ha causado al menos unos 250.000 desplazados desde su inicio en mayo, y un 80 % de ellos son mujeres y niños, advirtió hoy el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Este éxodo se suma a los 150.000 que ya tuvieron que dejar sus hogares entre enero y mayo, y eleva el total de desplazados internos en el país centroasiático a 3,3 millones, según las cifras facilitadas este viernes en rueda de prensa por la portavoz de ACNUR Shabia Mantoo.