El Gobierno afgano anunció este viernes que los talibanes no quieren negociar por la vía pacífica el futuro de Afganistán, sino que tienen un único plan, que es capturar Kabul por la fuerza, como han hecho durante la última semana con la toma de 17 de las 34 capitales provinciales del país.
Estas declaraciones se producen tras el regreso del presidente del Alto Consejo para la Reconciliación Nacional de Afganistán, Abdullah Abdullah, de Doha, donde se reunió con representantes de los talibanes y de varios países para obtener apoyos en las estancadas conversaciones de paz intraafganas, que llevan casi once meses en curso sin haber logrado avances significativos.
Durante el encuentro en Catar, Abdullah ofreció supuestamente a los talibanes un nuevo plan de paz de reparto del poder a cambio de un cese el fuego, según los medios locales afganos.
Sin embargo, «el mensaje que Abdullah ha traído desde Catar es que los talibanes no quieren la paz y tienen la intención de capturar Kabul», afirmó a Efe el portavoz de la Oficina del Consejo de Seguridad Nacional de Afganistán, Hashmatullah Natiq.
Los talibanes, agregó Natiq, «no quieren la renuncia (del presidente de Afganistán, Ashraf Ghani) ni el alto el fuego ni un Gobierno interino, lo que quieren es la conquista y la rendición» del Gobierno afgano.
Abdullah compartió este mensaje con los funcionarios afganos tras una reunión de seguridad del Gobierno, en la que decidieron resistir las ofensivas de los talibanes pese a su imparable avance.
«El Gobierno se enfrentará a las fuerzas del terror y la ignorancia y apoyará con todas sus fuerzas la resistencia nacional contra esta ocupación», indicó el portavoz del Ministerio del Interior, Mirwais Stanekzai, en un comunicado.
Tras la fase final de la retirada de las tropas extranjeras, los talibanes incrementaron la violencia sin precedentes en el país, logrando el control de la mitad de las capitales regionales afganas en tan solo una semana, el mayor logro territorial en dos décadas de guerra.
Durante la captura de estas 17 capitales de provincia, miles de fuerzas afganas se rindieron a los combatientes o dejaron sus puestos, lo que ha supuesto un duro golpe para el Gobierno afgano que ha estado luchando por mantenerse a flote contra la ofensiva talibán desde el abandono estadounidense.