Este jueves 19 de agosto, los talibanes mataron a tiros a familiar de un periodista que trabajaba para la cadena alemana Deutsche Welle (DW) en Afganistán y al cual buscaban.
En un artículo publicado el jueves, DW dijo que los combatientes talibanes habían estado buscando a uno de sus periodistas en Afganistán y confirmó que un familiar del periodista fue asesinado a tiros por los talibanes, dejando a otra persona gravemente herida. Otros familiares pudieron escapar en el último minuto y están huyendo, dijo el artículo.
Según explicó la propia DW, el periodista, cuyo nombre no se ha dado a conocer, se encuentra ya en Alemania sano y salvo. Sin embargo, su familia sigue en Afganistán.
Peter Limbourg, director general de DW, ha señalado que «el asesinato de un familiar de uno de nuestros editores a manos de los talibanes es increíblemente trágico e ilustra el grave peligro en el que se encuentran todos nuestros empleados y sus familias en Afganistán». No pudieron encontrar al periodista que buscaban, pero el peligro es inminente.
Por su parte, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) denunció que los talibanes han registrado esta semana los domicilios de al menos «cuatro periodistas y trabajadores» de medios de comunicación.
Varios reporteros han denunciado también que han sido golpeados cuando intentaban filmar en Kabul. Tras tomar el poder en Afganistán y entrar a Kabul el domingo, los talibanes se comprometieron a respetar la libertad de prensa y perdonar a todos sus opositores.
Sin embargo, un documento confidencial de la ONU publicado en las últimas horas afirma que están intensificando la búsqueda de personas que trabajaron con las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN, informó la agencia de noticias AFP.
Según ese documento, van «casa por casa» buscando a detractores y colaboradores de las fuerzas extranjeras y a sus familias.
Entre las promesas, los talibanes también dijeron que no ejercerán el poder de la misma manera que entre 1996 y 2001, cuando dirigieron el país e impusieron una visión extremadamente rigurosa de la ley islámica, que penalizaba especialmente a las mujeres.
Pero este informe de la ONU muestra una situación muy diferente.
«Toman por objetivo a las familias de quienes se niegan a entregarse y las castigan basándose en la sharia» (ley islámica), según Christian Nellemann, director del Centro noruego de análisis globales, el grupo de expertos a cargo de este informe.
Los talibanes han subrayado que quieren buenas relaciones diplomáticas con todos los países, pero que no aceptarán ninguna injerencia en sus principios religiosos. La mayoría de la comunidad internacional observa escéptica y afirma que juzgará «los actos» y no las palabras de los islamistas.
Mientras tanto, miles de afganos han salido ya del país y otros muchos miles esperan a ser evacuados o batallan para conseguir un visado que les permita alejarse de los talibanes.