La empresa que opera la destruida planta de energía nuclear de Fukushima, en Japón, informó este miércoles 25 de agosto, que planea construir un túnel submarino para que grandes cantidades de agua tratada pero aún radiactiva puedan ser liberadas al océano Pacífico a aproximadamente un kilómetro de la planta para evitar interferencias con los pescadores locales.
Se prevé que el túnel comience a ser construido por el operador de la planta, Tokyo Electric Power Co. (Tepco), a partir de marzo de 2022, luego de pasar estudios de viabilidad y recibir la autorización correspondiente de los funcionarios japoneses.
Un funcionario a cargo del proyecto de descarga de agua, Junichi Matsumoto, dijo que Tepco construirá el túnel submarino perforando el lecho rocoso del mar cerca de su reactor No. 5, que sobrevivió a las fusiones de núcleo en varios reactores de la planta, para minimizar la posible contaminación subterránea o fugas de agua radiactiva en el túnel.
El agua será bombeada a través de una tubería submarina de 2,5 m de diámetro, que penetrará casi un km en el océano. Al utilizar este mecanismo, se evitará que el agua vertida regrese hacia la costa, afirmó Akira Ono, director de la filial de Tepco encargada del desmantelamiento de la planta.
De esta manera se aclara la forma en que Japón planea depositar más de un millón de toneladas de agua contaminada con residuos radiactivos, acumula desde que ocurrió el terremoto y posterior tsunami de 2011.
Con esta determinación, Japón puso punto final a siete años de debates sobre cómo deshacerse de estas 1,27 millones de toneladas de agua contaminada, almacenada en más de un millar de cisternas en la planta siniestrada, prometiendo que previamente será reciclada, y que se tomarán las medidas adecuadas para evitar que esto afecte al prestigio de la región.El agua que se prevé verter en esta operación ya ha sido filtrada varias veces para que quede libre de la mayor parte de sustancias radioactivas (radionucleidos), pero no así del tritio (isótopo del hidrógeno que es radiactivo), que no es posible eliminar con las técnicas disponibles actualmente.
Esta solución ha sido muy cuestionada tanto por los pescadores como agricultores de Fukushima, quienes temen que esto afecte aún más la imagen de sus productos entre los consumidores.
En un comunicado de prensa, Tepco aseguró que está dispuesta a pagar indemnizaciones por eventuales efectos provocados por el bombeo del agua hacia el océano.
El operador también destacó que está abierto a que haya inspecciones por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que en abril se mostró satisfecho ante la decisión del gobierno japonés de verter el agua al mar.
A comienzos de 2020, expertos consultados por el gobierno también recomendaron esta solución, una práctica que ya existe en Japón y en el extranjero para instalaciones nucleares en actividad.
Mientras tanto, el proyecto se enfrenta al fuerte rechazo de países vecinos como Rusia, China y, especialmente, Corea del Sur.
En mayo, dos asociaciones pesqueras surcoreanas presentaron una demanda contra el Gobierno japonés exigiendo una compensación de 10 millones de wons (8.850 dólares) por día al Gobierno nipón y a Tepco por el posible impacto ambiental de su decisión.
¿Por qué Japón decidió verter las aguas contaminadas?
Desde que el terremoto y tsunami de marzo de 2011 dañaran los reactores de Fukushima, provocando la contaminación de su sistema de enfriamiento, que empezó a tener fugas, el agua de la central nuclear ha sido almacenada en tanques.
Según Tepco, operador de la planta, la capacidad de almacenamiento de esta llegará a su límite en otoño de 2022.
El Gobierno japonés dio a conocer el pasado abril sus planes de verter al mar el agua tratada y, según las proyecciones, todo el proceso tardará décadas en completarse.
Según el primer ministro japonés, Yoshihide Suga, arrojar el agua al mar es lo «más realista» y hacerlo es «inevitable para poder lograr la recuperación de Fukushima».
Tepco y funcionarios gubernamentales sostienen que será imposible eliminar el tritio del agua, pero que se puede reducir a niveles admisibles los otros radioisótopos presentes.
En pequeñas cantidades, el tritio no es dañino. Sin embargo, algunos científicos insisten en que se desconoce cuál es el impacto a largo plazo sobre la vida marina por la exposición a esos elementos radiactivos en bajas dosis cuando los volúmenes de agua son tan grandes.