Octavio Orta
La estatización de la tenencia de la tierra, la carencia de seguridad jurídica y personal, la falta de apoyo financiero, la pésima vialidad rural y la ausencia de asistencia técnica y crediticia hacia el sector agropecuario, entre otros problemas, han llevado a producir cada vez menos toneladas de cereales, y a criar menos cabezas de ganados en nuestro estado.
En consecuencia, para revertir esta caída y elevar el ingreso real de la población guariqueña, a fin de marchar por la senda del progreso, tenemos que promover la diversificación de la economía regional, conscientes de que el sector agropecuario debe jugar un papel esencial en su desarrollo, pues el 70% de la superficie del estado tiene esa vocación, y allí tenemos ventajas comparativas y competitivas como atractivos para la inversión local y foránea.
En esta diversificación, es evidente que impulsaremos la producción de cereales, leguminosas, hortalizas, frutales, la cría de ganado vacuno, el ecoturismo, la agroindustria, la actividad piscícola, la industria forestal, la explotación de los minerales no metálicos, el potencial gasífero, la cría de pollos y cochinos, y la industria láctea como actividades endógenas de nuestro estado.
Ese crecimiento económico debe ser realizado de manera sostenido y sustentable, para que la producción se realice conservando y restableciendo el equilibrio esencial entre la naturaleza y el ser humano, a objeto de que nuestro ecosistema se conserve para las futuras generaciones.
Ahora bien, para dinamizar estos sectores productivos, y aumentar los niveles del PIB en Guárico es necesario adelantar un conjunto de iniciativas.
Entre ellas, solicitaremos la privatización de las tierras estatizadas que hoy se mantienen improductivas y abandonadas; trabajaremos para lograr el fomento de una política crediticia y de asistencia técnica hacia el sector agropecuario.
Además, consideramos que es fundamental, como lo proponemos en nuestro programa de gobierno, adelantar un debate para elaborar un diseño curricular de la educación – a todos los niveles- que permita la formación de recursos humanos que estén preparados para afrontar las actividades productivas de nuestra región.
En fin, hay que luchar para que los productores del campo tengan, entre otros estímulos, combustibles, servicios de electricidad, buena vialidad rural, seguridad jurídica y personal, oportunos insumos agrícolas, silos para almacenamiento, mataderos industriales, sistemas de riegos y mercados mayoristas para los productos perecederos.
Este tema debe ser un debate abierto para que los productores de nuestro estado encontremos el camino para convertir al Guárico en el granero de Venezuela.