Hemos estado viviendo buen tiempo por encima de nuestros medios gracias al endeudamiento y a vender a futuro lo que quién sabe si lleguemos a producir
La situación económica del país, caracterizada por una represión en materia de precios que van desde los de consumo masivo hasta el del dólar, y pasando por las decisiones necesarias para reducir el gigantesco déficit fiscal de no menos de 14 puntos del PIB (el de Grecia anda por 8), requiere de decisiones valientes.
Las que se suelen empaquetar y lanzar juntas cuando se inauguran los nuevos gobiernos y que sinceran los precios de bienes subsidiados, elevan los impuestos y otras similares que causan gran dolor en la población general y sobre todo la de menores recursos.
Porque al igual que Grecia, pero sin ninguna razón que lo justifique dadas las magnitudes de nuestros ingresos pasados, hemos estado viviendo buen tiempo por encima de nuestros medios gracias al endeudamiento y a vender a futuro lo que quién sabe si lleguemos a producir. Redistribuyendo deuda.
Sin embargo, la agravación de la situación de salud del Presidente y la incertidumbre sobre si podrá o no asumir las responsabilidades para las que fue electo el 7 de octubre pasado, perece que van a tener como consecuencia que no se haga nada en materias tan vitales para la salud del país; salvo medidas coyunturales como la ampliación de los mecanismos de absorción remunerada del BCV para retirar de circulación uno de los excedentes de liquidez más grandes de que se tenga memoria durante los últimos 10 años; que se generó alrededor del proceso electoral presidencial antes referido.
Pero que no resuelve el problema de la producción de bienes locales, ni el de la dependencia de las importaciones ni el de vivir sobre nuestros medios.
La persona a quien le corresponde tomar estas medidas es la misma que ha tomado, o dejado de tomar, las que nos han conducido a esta situación de tensión macroeconómica ya que no solo le corresponde sino que tiene la autoridad para hacerlo.
Podrían tomarlas los encargados temporales del poder pero evidentemente se abstienen de hacerlo de manera de evitar un ambiente político adverso hacia el gobierno, en la eventualidad de tener que celebrar nuevas elecciones en el futuro.
Con lo cual se aumenta la distorsión causada por la represión a la toma de decisiones y el riesgo es más grande cuanto más dure este período de indefiniciones. Más que un paquete, lo que se requiere es una revisión profunda del modelo que nos ha llevado aquí: un socialismo sin bases productivas endógenas.
Juan Uslar Gathmann