La semana pasada escribí un artículo el cual titule “Yo estuve en tus zapatos” y les confieso algo, de los más de 600 artículos que he escrito hasta el momento siempre dedicados a crear, cultivar y pregonar la cultura de seguridad y prevención en la sociedad, fue el que más me ha gustado, porque le di una visión personal, no tan técnica como habitualmente escribo mis recomendaciones de seguridad, lo enfile hacia como había llegado a ese punto de considerarme tan bueno como para escribirle a ustedes sobre ese tema.
Más de 1.200.000 palabras, mucho más de dos millones de caracteres, el 8% de mi experiencia laboral. Aunque realmente la experiencia laboral es solo el 25% de tu tiempo laborando ya que el otro 75% es solo repetición de lo que ya haces o estás acostumbrado a hacer, de allí la gran pregunta: ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez? Teniendo esto como premisa estoy intentando explorar y demostrarme que puedo innovar, que no todo es seguridad y que siendo una persona ecléctica la mejor forma de aprender algo es compartirlo. compartiendo mis aprendizajes, mis errores y mis éxitos. Y siempre innovando.
Pero, como toda buena historia necesita un “pero” potente, aquí va el mío: ¿soy lo que predico? Estoy convencido que uno debe aprender de quien practique lo que predica. Y si predicas, revisa si lo practicas. Hay artículos que me han gustado escribir, otros que releo y disfruto mucho, pero, para ver si mi objetivo de dar valor se cumple, hay una medida bien fácil: cuántas veces fueron leídos.
Tengo la disciplina de escribir mi artículo semanal cada día miércoles a las 9 de la mañana, si otras obligaciones no me lo impiden claro está, paso una semana pensando, dándole vueltas y forma en mi mente al artículo de modo que cuando me siento a escribir las ideas van surgiendo solas y no me toma más de 10 minutos hacerlo.
En algún momento me he preocupado por quedarme sin ideas, sin contenido, pero tengo seguidores, personas que me leen habitualmente y que me sugieren que escriba sobre este o aquel tema, descubrí que, manteniendo la curiosidad y la humildad, eso no podía pasar.
Porque cada vez entendía mejor como ser leído y ponía mi energía en aprovechar lo que pasaba para que mi contenido creciera. Las personas olvidan el 90% de lo que
escuchan, 60% de lo que leen, 30% de lo que hacen, pero casi nada de lo que sienten. Lo que para algunas personas parece suerte o casualidad muchas veces es una construcción de largo plazo. Autodiagnóstico, Reinvención. Felicidad. Largo plazo. Cambio tecnológico. Storytelling. Liderazgo. Marca personal. Pricing. Futuro. Te pregunto amigo lector: ¿Si ves a alguien titiritando que afirma, “¡Qué calor que tengo!”, le crees al cuerpo o a la palabra? Dicho de otra manera, ¿practico lo que digo? Digo “lidera con el ejemplo” pero, ¿lidero con el ejemplo liderando con el ejemplo?
Automáticamente me respondo que sí, trato de convencerme que debo ser innovador. Y sigo haciéndolo con cada cosa que encaro. Si todos tus días son iguales, tus resultados probablemente lo serán, soy un líder, tengo una responsabilidad: empujar a las personas a mejorar. “Líder que no cambia” es un oxímoron.
En este camino de exploración, de escribir artículos distintos al área de la seguridad, realmente me siento cómodo, pero para llegar a este punto debo entre otras cosas, invertir energía en hackearme a mí mismo (cumpliré 42 años y eso me empuja a revisar muchas cosas), grabar podcasts para que pueda llegar y ser de más valor para más gente, escribir sobre cómo escribir y abrir el debate para escuchar más sugerencias, preguntas, ideas y, claro, críticas.
Haz lo que hacen los demás y tendrás resultados como los demás. Haz algo único y podrás tener resultados únicos.
Adolfo M. Gelder
@adogel
t.me/seguridadintegral