Si se fijan bien, se encontrarán un análisis estadístico para todo en el baloncesto de hoy en día.
Probablemente hay una fórmula que podría decir hasta lo bien que hace un equipo cuando su armador titular lleva una banda en la cabeza de un color determinado en un segundo partido como visitante en noches consecutivas.
Sin embargo, tan científico como se ha convertido el baloncesto en algunos círculos, todavía no existe un análisis estadístico que pueda medir la química del equipo.
No se puede cuantificar lo que puede llegar a significar en el desempeño de un equipo en la duela una cena, una ida al cine o una fiesta en compañía de los compañeros. Pero si se le pregunta a cualquiera de los Clippers sobre su química en este momento, responderán que esta es tan importante como cualquier estadística que se ha publicado durante su récord de equipo de 11 victorias consecutivas.
«Soy un gran creyente en la química del equipo», dijo el entrenador de los Clippers, Vinny Del Negro.
«Creo que es muy importante cuando se tiene un número de muchachos que están acostumbrados a jugar unos minutos más. Se trata de una compra que estamos tratando de hacer. ¿Se sienten frustrados a veces? Por supuesto, pero el objetivo final es que el equipo gane «.
Sería comprensible para Jamal Crawford, segundo mejor anotador de los Clippers, enfadarse por estar saliendo simpre desde la banca y jugar sólo 30 minutos por partido. Sería fácil para Eric Bledsoe, el jugador más rápido y más atlético del equipo, enojarse por estar jugando apenas 18 minutos por partido, e igualmente saliendo desde el banquillo. Y no sorprendería a nadie si Matt Barnes, que está jugando el mejor baloncesto de su carrera, expresara su desagrado con su participación de apenas 25 minutos por encuentro.
Los tres serían probablemente titulares en la mayoría de los otros equipos de la liga esta temporada. Los números de Crawford y Bledsoe -en los pocos minutos que participan- los pondría en la pelea para ser candidatos a estar en el Juego de Estrellas. Así las cosas, ni siquiera participan en la votación.
Pero ellos no tienen problema con eso. Sabían cuáles serían sus funciones antes de que comenzara el campamento de entrenamiento. En el caso de Crawford y Barnes, se les fueron explicados sus roles, incluso antes de que firmaran con el equipo.
«Cuando el equipo se armó, le explicamos a cada uno su papel ,y así es como lo visioné en su momento y esto es lo que queremos hacer», dijo Del Negro. «Si quieres ser parte de esto, te queremos. Si no quieres, vamos a seguir adelante. Esto es sólo un poco de cómo a todos se le presentó el proyecto”.
No sólo todos estuvieron de acuerdo, sino que se motivaron a presentarse un mes antes del inicio del campamento de entrenamiento para sacar un mayor provecho al inicio de la temporada.
Crawford y Bledsoe, así como los nuevos, Ronny Turiaf, Lamar Odom y Ryan Hollins se presentaron a los campos de entrenamiento todos los días en septiembre para realizar juegos de práctica, incluyendo a Matt Barnes, que para ese entonces era todavía un agente libre.
Matt Barnes impresionó tanto que Chris Paul le dijo que los Lakers serían inteligentes si lo ponían a jugar más esta temporada. Barnes le informó a Paul que era un agente libre y que no se veía firmando para volver con los Lakers. No pasó mucho tiempo para que Paul alertara a Del Negro y al mánager general Gary Sack. Unos días más tarde, Barnes estaba en los Clippers.
Las semillas de la racha ganadora de este equipo en diciembre, se plantaron en septiembre, cuando Crawford, Bledsoe, Barnes, Odom, Turiaf y Hollins se juntaron en esos juegos de práctica. Era sorprendente ver a seis nuevos componentes jugando como si hubieran sido compañeros de equipo desde hacía mucho tiempo. Al momento de comenzar la temporada, ya estaban en la misma página.
«El que todos se presentaran en septiembre creo que nos ayudó mucho», dijo Crawford. «Y luego en una semana fuimos a China para la pretemporada, donde teníamos tres horas de viaje en autobús, y eso nos dio la oportunidad de conocernos fuera de la cancha, y así pudimos romper algunas barreras, si es que habían. Si te preocupas por un compañero de equipo fuera de la cancha, atrevasarás cualquier muro por ellos en la cancha».
La mayor parte del cuidado fuera de la cancha ha sido liderado por Chris Paul, quien se ha llevado al equipo a cenas y ver películas en cine cuando juegan de visitante, o invitarlos a su casa para compartir. También ha alentado a los jugadores a llevar a sus hijos a los entrenamientos y a los vestuarios después de los partidos. Se ven muchos niños en el camerino después de los encuentros.
«No me importa lo que digan los demás», dijo Paul. «Cuando tienes esa conexión fuera de la cancha, te dan ganas de luchar por los otros en la duela».
No hay ningún análisis estadístico que pueda mostrar hasta qué punto este tipo de química influye en el rendimiento, pero los Clippers están teniendo un buen momento tratándolo de descubrir.
Arash Markazi
espnlosangeles.com