Kassym Jomart Tokayev, presidente de Kazajistán, informó este martes que las fuerzas rusas se retiraran del país en dos días y criticó con fuerza a su predecesor, en lo que parece un intento de reforzar su autoridad.
Dirigiéndose al gobierno y al parlamento en una videoconferencia retransmitida en directo, el presidente, de 68 años, acusó a Nursultán Nazarbáyev, su poderoso mentor, de haber fomentado la aparición de una «casta de ricos, incluso para los parámetros internacionales», que domina el país y sus abundantes recursos en hidrocarburos.
Es una crítica sin precedentes del «padre de la nación», cuya personalidad se venera en este tumultuoso país de Asia central.
«Creo que ha llegado el momento de rendir homenaje al pueblo de Kazajistán y apoyarlo de manera sistemática y regular», dijo Tokayev, agregando que se pedirá a «empresas muy rentables» que aporten dinero a un fondo estatal.
En el mismo discurso, Kassym Jomart Tokayev prometió llevar a cabo reformas, frenar la inflación e impulsar los salarios, mientras la antigua república soviética, rica en hidrocarburos, padece la peor crisis de su historia reciente.
Los disturbios de la semana pasada empezaron como una protesta pacífica contra la subida de precios de la energía en el oeste del país y dejaron decenas de muertos y unos 10.000 detenidos.
Kazajistán y Rusia los calificaron de intento de golpe de Estado con la ayuda de «terroristas» extranjeros, pero han aportado pocas pruebas para respaldar esta afirmación.
A petición de Tokayev, la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (OTSC), dirigida por Moscú, desplegó tropas para poner orden y reforzar a las autoridades.
El martes, Tokayev anunció que «una retirada gradual» comenzaría en dos días y duraría «no más de diez».
«La misión principal de las fuerzas de mantenimiento de la paz de la OTSC se ha completado con éxito», aseguró.
Este contingente, compuesto por más de 2.000 soldados, fue enviada en el momento álgido de la crisis, la semana pasada, después de que los enfrentamientos armados entre los opositores al gobierno y las fuerzas de seguridad y una oleada de saqueos dejaran irreconocibles partes de la mayor ciudad del país, Almaty.
La decisión de enviar tropas fue una novedad para la OTSC, que Moscú promociona como un equivalente de la OTAN, pero hasta ahora reacia a interferir en los disturbios de Asia Central.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, había advertido la semana pasada que «una vez que los rusos están en tu casa, a veces es muy difícil conseguir que se vayan».
– «Guerra terrorista» –
El expresidente Nursultán Nazarbáyev, de 81 años, aún no ha aparecido públicamente desde que comenzó la crisis. Un allegado dijo que estaba en la capital, Nursultán, y dialogando con Tokayev.
Las hijas, yernos y nietos de Nazarbáyev controlan cargos y sectores económicos muy importantes.
El exjefe del comité de seguridad nacional, Karim Masimov, un aliado clave de Nazarbáyev, a través del cual se perpetuaba su influencia, fue detenido el sábado.
Tokayev parece haber reforzado aún más su posición, respaldando al primer ministro en funciones, Aliján Smaílov, para que asuma el cargo de forma permanente, un nombramiento que obtuvo el martes el apoyo unánime de los legisladores.
Tokayev también culpó al comité anteriormente controlado por Masimov de abandonar las ciudades de Kazajistán durante la crisis.
«A pesar de contar con un arsenal militar suficiente, sin entrar en combate, abandonaron los edificios, dejando allí armas y documentos secretos», dijo Tokayev, prometiendo reformar las estructuras de seguridad para que la «defensa de los ciudadanos» sea su máxima prioridad.
«Se desató una guerra terrorista contra nuestro país», dijo Tokayev. «Podríamos haber perdido el país».
Muchos residentes de Almaty recibieron con alivio a las tropas rusas.
«Celebro la cooperación con Rusia. Creo que no hay ninguna amenaza para nuestra soberanía», decía Roza Matayeva, una profesora de inglés de 45 años.
Información AFP