Un bote peñero que salió del estado Delta Amacuro, Venezuela, cuyo destino era Trinidad y Tobago, que trasladaba 17 adultos y 20 niños que buscaban un mejor futuro ante la crisis humanitaria que afronta el país.
Partieron el pasado 5 de febrero en un bote que presentaba fallas en uno de sus dos motores. Una vez que llegan a Moruga, trinidad, la lancha se apagó y presentaron dificultades para desplazarse en el agua. Cuando intentaban avanzar lentamente, escucharon una fuerte voz seguida de dos disparos de bengalas, una de ellas hacia el aire y otra contra la embarcación.
Según narró el abogado CJ Williams, representante de los venezolanos afectados, los migrantes escucharon fuertes golpes y se fueron cuenta que se trataba de un barco de la Guardia Costera en el que estaban seis oficiales disparando en su contra.
Ante la desesperación, las personas buscaron refugio en el interior del bote contra el que dispararon unas 20 veces. El fuego cesó cuando se escuchó el llanto de una mujer que aseguraba que su hijo había sido impactado por una bala.
Los oficiales se acercaron lentamente y llamaron a un barco más grande para que los ayudara al percatarse de lo que había sucedido. Cuando llegó el navío más grande, primero sacaron a la madre, sin su hijo fallecido. Luego sacaron a las personas restantes y el cadáver del pequeño quedó en el bote hasta el final, reseñó el portal Trinidad Express.
Luis Alexis Ramírez Cabral, de 52 años; Katiuska Daniela Gutiérrez, de 22; y Lesbia Margarita Saavedra, detallaron a Trinidad Express que los tripulantes del bote no tenían arma de fuego, por lo tanto, jamás dispararon contra el barco militar TTS Scarborough.
Williams agregó que los oficiales ordenaron a los venezolanos ponerse de rodillas en la cubierta del patrullero y antes de tocar tierra les dieron permiso de que se sentaran. Al llegar los subieron en un vehículo y los transportaron a las instalaciones del Helipuerto.
Denunció que varios niños comenzaron a presentar vómitos y no recibieron atención médica. Hasta la fecha, ningún ocupante de la embarcación ha sido entrevistado por las autoridades ni se ha emitido órdenes de detención o de deportación en su contra.
En tanto, Keith Rowley, primer ministro de Trinidad y Tobago, dijo el miércoles que la muerte a tiros del niño venezolano fue un accidente y defendió el trabajo de los guardacostas.
En un comunicado, la autoridad de la isla afirmó que los miembros de la Guardia Costera estaban cumplieron con el protocolo establecido.
Información de Trinidad Express