La ONU estima que hay un millón de desplazados internos y que desde 2014 ya se habían producido otros 800.000 desplazamientos. Asimismo, se estima que hay 130.000 personas, residentes en las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania, que se han refugiado en territorio ruso ya desde antes de la invasión.
El miedo a la violencia y los bombardeos en Ucrania está llevando a miles de personas a huir por cualquier medio posible en un éxodo masivo. Según datos de las Naciones Unidas, la invasión rusa ha provocado que más de 650.000 ucranianos hayan cruzado ya a alguno de los países vecinos, como Polonia, Hungría y Rumanía.
Para ello, tratan de viajar en cualquier medio de transporte que sea posible, en pleno invierno y con temperaturas muy bajas. Una de las opciones es tomar un tren en la estación, a la que llegan con prisa, miedo y lo puesto.
La estación central de ferrocarril de Kiev está sobre una colina. Es el último repecho antes de salir de la ciudad, que se encuentra asediada por las tropas rusas desde el pasado viernes. Más de un centenar de personas se aglomeran allí a la espera de poder ir a alguno de los pocos destinos disponibles. La gran mayoría de familias está optando por viajar hacia el oeste, lejos de las bombas: Leópolis es en este momento la ciudad más lejana y más segura de todas al estar en el extremo fronterizo con Polonia.
Muchos refugiados huyen a Polonia
Este país es actualmente el principal receptor de los miles de refugiados. En todo el país se han multiplicado los centros de atención, tanto de las autoridades locales como de particulares. A la localidad de Przemysl, en la frontera con Ucrania, llegan día tras día los trenes fletados por el Gobierno polaco desde Leópolis, abarrotados de personas, la mayoría mujeres y niños.
«He pasado mucho miedo», cuenta a TVE un joven que ha caminado durante 40 kilómetros para llegar a la estación. Otra mujer también habla de «preocupación y miedo» y cuenta que es la tercera guerra de la que huye. La gran mayoría debe aguardar colas de hasta 60 horas para poder cruzar la frontera. En uno de esos pasos, el de Zosín, las carpas que dan cobijo a los ucranianos refugiados están instaladas dentro del propio recinto del paso fronterizo, en «tierra de nadie».
Otros optan por regresar a sus ciudades de origen
Sin embargo, huir del país no es la única opción. Muchos simplemente buscan regresar a sus ciudades de origen, en el sur o el suroeste, de las que salieron en su día para hacer vida en la capital y a las que ahora vuelven para protegerla y escapar de los enfrentamientos.
La ONU estima que hay un millón de desplazados internos y que desde 2014 ya se habían producido otros 800.000 desplazamientos. Asimismo, se estima que hay 130.000 personas, residentes en las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania, que se han refugiado en territorio ruso ya desde antes de la invasión.