Al tiempo que se clavan aguijones venenosos a lo interno, buscan calmar las olas atacando a quien desde afuera pida explicaciones, transparencia o demande el cumplimiento estricto de la carta magna
Si en algo es bueno el oficialismo es achacándole al contrario sus propias practicas y deseos velados tras un discurso encendido. En el arte de proyectar sus propias miserias nadie puede igualarlos, son capaces de levantar el dedo acusador cuando tienen los pies embarrados.
Talentosos para hacer gala del cinismo como nadie, nuevamente salen en coro para lanzar acusaciones contra todo aquel que se atreva a demandar el cumplimiento de la constitución nacional. Al parecer la jauría no quiere que nadie más opine sobre un escenario que colocó el propio presidente en el debate: Una posible incapacidad para asumir un nuevo mandato.
Con un liderazgo democrático consolidado y legitimado en la oposición, los peligros del chavismo no se encuentran en la acera del frente, sino bajo su mismo techo.
Por más que el cacique haya hablado, muchos indios quieren controlar la tribu y han surgido las pugnas, las puñaladas traperas y comienzan a formarse claramente dos facciones con intereses y opiniones distintas ante una posible sucesión. Al tiempo que ellos se clavan aguijones venenosos a lo interno, buscan calmar las olas atacando a quien desde afuera pida explicaciones, transparencia o demande el cumplimiento estricto de la carta magna.
Mientras la oposición le ha aprobado todos los permisos al presidente e incluso le ha facilitado la presencia de quórum en algunas sesiones extraordinarias del parlamento, una camarilla dentro de sus propios seguidores ha comenzado una encarnizada lucha de poder que no parece pintar final feliz.
Se han convertido en intérpretes de la constitución, adaptándola a lo que ellos les conviene. No respetan ni la convalecencia de su líder, nadan en un mar de contradicciones, asumiendo posiciones que no les fueron autorizadas.
El más claro ejemplo es el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, quien expresó una “opinión personal” sobre la toma de posesión del próximo 10 de enero. Siendo el primero en hablar del tema desde el oficialismo, pese a que el propio presidente había dejado unas directrices que favorecían al vicepresidente, Nicolás Maduro.
Razón tuvo Heinz Dieterich, un famoso intelectual de izquierda que nadie puede acusar de peón del imperio, de cuestionar las imposturas dentro del chavismo, en especial la de Diosdado Cabello.
Por cierto, ojalá el exgobernador de Miranda acepte el reto del estadounidense de someterse a una auditoria internacional para determinar quién de los dos ha aumentado más su patrimonio desde 1999 hasta hoy.
Sin duda sería una buena oportunidad para que Cabello desestime todas esas informaciones que lo señalan de ser un potentado magnate. Amanecerá y veremos.
El enfrentamiento es claro, al parecer en el saco rojo hay más de un gato que puja por la declaración de falta temporal y los otros por la falta absoluta. Mientras tanto comienzan a circular versiones encontradas sobre la salud del presidente Chávez, contradicciones que a mí entender pudieran ser parte del mismo plan para sabotear al ungido.
Desde aquí como deseo de fin de año, solo nos queda esperar que las cosas se calmen dentro del chavismo y que aquellos desvelados con la idea de ser presidentes y que hoy tienen las riendas del país en cuotas compartidas, se sinceren, esperen por la recuperación del presidente y no se les ocurra lanzarse en ninguna aventura empujados por las ansias de poder y ego personal.
Nuestro líder, Henrique Capriles Radonski, ha sido claro: respeto a la constitución nacional. Todo el país, sin embargo, debe preparase para un 2013 que traerá nuevos retos para el liderazgo democrático y la ciudadanía. Razón por la cual no podemos permitir que nada nos agarre por sorpresa, ni desmovilizados o los chulos se quedarán con todo. En 2013 a luchar sin parar por la Venezuela que queremos ¡Feliz año para todos!
Brian Fincheltub
@Brianfincheltub